Te deseo.

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Enzo me besó con más intensidad, su cuerpo presionando contra el mío. Me sentí como si estuviera siendo consumida por su pasión, como si nada más importara excepto el momento presente.

De repente, Enzo se apartó un poco y me miró a los ojos. Maia, quiero que sepas que te deseo-, me dijo, su voz baja y ronca. -Te deseo con todo mi corazón-.

Me sentí un poco sorprendida por sus palabras, pero también emocionada. Nadie me había hablado así antes.

-Yo también te deseo-, le dije, mi voz apenas un susurro.

Enzo sonrió y me besó de nuevo, su cuerpo pegado al mío. Me sentí como si estuviera en el cielo, como si nada más importara excepto el amor que sentíamos el uno por el otro.

Y en ese momento, supe que estaba enamorada. Enamorada de Enzo, de su pasión, de su amor...

Enzo me tomó de la mano y me llevó a un lugar más íntimo, lejos de la vista de los demás. Me sentí un poco nerviosa, pero también emocionada. Y en ese momento, supe que estaba lista para dar el siguiente paso. Estaba lista para entregar mi corazón a Enzo, para siempre...

Aunque la terraza no era el lugar ideal para un momento íntimo, nuestras ganas no disminuyeron. Enzo me miró con una sonrisa pícara y me dijo -No importa, Maia. No necesitamos un lugar perfecto para estar juntos. Lo que importa es que estamos juntos-.

Me sentí emocionada por sus palabras y asentí con la cabeza. Enzo me tomó de la mano y me llevó a un rincón más oscuro de la terraza, donde la luz de la luna nos iluminaba suavemente.

Nos besamos de nuevo, nuestras lenguas entrelazadas, nuestros cuerpos pegados. La pasión entre nosotros era palpable, y sabíamos que no podíamos detenernos.

Enzo me besó con intensidad, su cuerpo presionando contra el mío. Me sentí como si estuviera flotando en el aire, como si nada más importara excepto el momento presente.

De repente, Enzo se apartó un poco y me miró a los ojos. -Maia sos la mujer más hermosa que conocí-, me dijo, su voz llena de emoción. -Quiero que sepas que te amo con todo mi corazón-.

Me sentí conmovida por sus palabras y mi corazón latió con fuerza. -Yo también te amo, Enzo-, le dije, mi voz apenas un susurro.

Enzo sonrió y me besó de nuevo, su cuerpo pegado al mío. Me sentí como si estuviera en el cielo, como si nada más importara excepto el amor que sentíamos el uno por el otro.

De repente, Enzo se apartó un poco y sacó su teléfono de su bolsillo. Miró la pantalla y frunció el ceño. -Perdon, Maia-, me dijo. -Es Emi, Me está llamando-.

Me sentí un poco decepcionada, pero asentí con la cabeza. -No te preocupes-, le dije. -contesta-.

Enzo asintió y contestó la llamada. Mientras hablaba con Emiliano, yo recibí un mensaje en mi teléfono. Era de Camila, mi amiga. "¿Dónde estás?", me preguntaba.

Me sentí un poco incómoda, sabiendo que Camila no sabía que estaba con Enzo. "Estoy con Enzo, pero ya voy", le respondí.

Enzo terminó su llamada y me miró con una sonrisa, me dijo. - me parece que tenemos que irnos-
Asentí con la cabeza. -Está bien-, le dije. -Vamos-.

Enzo me besó suavemente, me tomó de la mano y nos fuimos, dejando atrás la terraza y el momento íntimo que habíamos compartido. Pero sabía que ese no sería el último...

Eso agrega un nivel de tensión y complejidad a la situación. Continuando con la historia...

Al salir de la terraza, nos encontramos con Fernando, mi ex, en el pasillo. Me sentí un poco incómoda al verlo, pero Enzo me agarró de la cintura y me apartó de él, como si protegiéndome.

Huellas de un amor || Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora