Solo te voy a hacer sentir bien.

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Después de la boda, Enzo me dijo que había planeado una sorpresa para nuestra luna de miel y que no debía preocuparme por nada. Llegamos al aeropuerto y Enzo me dio el pasaporte y la tarjeta de embarque. Me sorprendí al ver que íbamos a viajar a Malé, la capital de las Maldivas. ¡No podía creerlo! Siempre había soñado con visitar ese paraíso tropical.

Durante el vuelo, Enzo me contó que había elegido las Maldivas porque quería que nuestra luna de miel fuera inolvidable. Me dijo que había planeado una serie de sorpresas y actividades especiales para que disfrutáramos al máximo.

Cuando llegamos a Malé, nos recibieron con una banda que tocaba música tradicional maldiva. Luego, nos subimos a un barco que nos llevó a la isla donde se encontraba nuestro resort.

Al llegar al resort, nos recibieron con una ceremonia de bienvenida y nos dieron flores y bebidas refrescantes. Luego, nos llevaron a nuestra villa sobre el agua, que era impresionante. Tenía una vista al océano que me quitaba el aliento.

Me sentí como en un sueño, todo era tan perfecto y romántico. Enzo me abrazó y me dijo que estaba emocionado de compartir esta experiencia conmigo.

Después de acomodarnos en la villa, Enzo me tomó de la mano y me llevó a la cama. Me miró con ojos apasionados y me besó con fuerza, como si no pudiera esperar más para estar cerca de mí. Me sentí envuelta en su amor y pasión.

Mientras me besaba, Enzo me acariciaba el pelo con sus manos, haciéndome sentir como una reina. Me susurraba palabras de amor y me decía cuánto me deseaba. Me sentí tan amada y deseada en ese momento.

Luego, Enzo me abrazó fuerte y me dijo -Te amo, Maia. Sos mi todo-. Me sentí fundida en sus brazos, sabiendo que era el lugar donde debía estar.

Después de un rato, Enzo se separó de mí y me miró con una sonrisa pícara. Me dijo -Vamos a disfrutar de nuestra luna de miel, mi amor. Quiero hacerte feliz y crear recuerdos inolvidables-

Me sentí emocionada de ver qué tenía planeado Enzo para nosotros. Sabía que con él, cada momento sería especial y lleno de amor. Enzo se acomodo en la cama y parecía que se iba a levantar entonces lo tomé del brazo y le dije -Quedémonos así un rato mas-  . Enzo sonrió y me miró con una mirada pícara -Bueno, mi amor, pero no me hago cargo de lo que pueda pasar-.

Y siguió besándome, con besos suaves y apasionados. Yo también le besaba, disfrutando del momento y de la cercanía con él. Nos abrazamos fuerte, sintiendo el calor de nuestros cuerpos y el amor que nos unía.

Mientras nos besábamos, Enzo me acariciaba el pelo y la espalda, haciéndome sentir tan amada y deseada. Yo también le acariciaba el pelo y la espalda, sintiendo su musculatura y su calor.

El tiempo parecía detenerse en ese momento, solo existíamos nosotros dos, en nuestra propia burbuja de amor y pasión. No había nada más importante que el presente, que el amor que compartíamos.

Después de un rato, nos separamos un poco y nos miramos a los ojos. Enzo me sonrió y me dijo -Te amo, Maia. Sos el amor de mi vida- . Yo también le sonreí y le dije -yo te  amo más, Enzo-. Y nos besamos de nuevo, con todo el amor y la pasión que sentíamos.

Enzo se sacó la remera y me miró con ojos ardientes, su pecho desnudo y musculoso me llamaba la atención. Me besó de nuevo, pero esta vez con más pasión y intensidad, su lengua exploraba mi boca y mi cuello, haciéndome sentir un escalofrío de placer.

Me acariciaba el pelo y la espalda, su tacto me encendía y me hacía sentir deseada. Yo también le acariciaba el pecho y la espalda, sintiendo su calor y su pasión.

El ambiente se volvió más íntimo, solo existíamos nosotros dos, perdidos en nuestro propio mundo de amor y deseo. La tensión entre nosotros era palpable, y sabíamos que el momento era perfecto para darnos el uno al otro.

Huellas de un amor || Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora