Mil veces si.

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Cuando nos despertamos, Chocolate estaba listo para jugar. Saltaba y ladraba, pidiendo atención. Enzo se despertó primero y me dio los buenos días con un beso suave en la frente. Me hizo cosquillas en la barriga, lo que me hizo reír.

-Buenos días, mi amor-, me dijo con una sonrisa.

Después de un momento de abrazos y besos, nos levantamos para empezar el día.
Me levanté de la cama y me dirigí al baño para lavarme los dientes al mismo tiempo que Enzo. Entramos juntos al baño y nos paramos frente al espejo, cepillo de dientes en mano.

Mientras nos lavábamos los dientes, Enzo me hacía cosquillas en la barriga con su mano libre, lo que me hacía reír. Me gustaba cómo podíamos ser tan cómodos juntos, incluso en momentos tan simples como lavarnos los dientes.

Después de lavarnos los dientes, nos enjuagamos la boca y nos sonreímos el uno al otro. Enzo me dio un beso rápido en los labios y me dijo -Voy a bañarme-.

Asentí con la cabeza y dije - yo voy a hacer el desayuno-, le respondí. -Y después me baño yo-.

Enzo salió del baño y me dijo con una sonrisa pícara -Nunca hicimos el 2x1, ¿verdad? Primero el desayuno y luego el baño... no es muy eficiente-.

Me reí y le dije -vas a tener que seguir esperando Fernández-.

Enzo se rió y me dijo -Te amo, morocha-

Y así empezamos el día, con risas y bromas, y con nuestro nuevo amigo Chocolate en el centro de todo.

El desayuno fue delicioso. Me encantaron los huevos revueltos que preparé, y Enzo también parecía disfrutarlos. Chocolate estaba sentado a nuestros pies, esperando que cayera algo de comida.

Mientras desayunábamos, Enzo me dio las llaves de la casa y me dijo -Te dejo las llaves, mi amor. Hoy creo que voy a entrenar un poco más tarde que lo normal-, así que no te preocupes-.

Le di las gracias y le dije -No te preocupes, estoy segura de que podré arreglármelas sola-.

Enzo sonrió y me dio un beso en la frente. -Sé que sos muy capaz. Pero si necesitas algo, no dudes en llamarme-.

Después de desayunar, Enzo se levantó y se preparó para irse a entrenar. Me dio un beso de despedida y me dijo -Te amo, Maia. Disfruta tu día-.

Le respondí -Te amo, Enzo. Buena suerte en tu entrenamiento-.

Enzo salió de la casa y se fue a entrenar, mientras yo me quedaba en la casa con Chocolate. Me sentí contenta de tener un momento para mí sola, pero también extrañé a Enzo de inmediato.Me decidí a bañarme y arreglarme un poco. Me sentí relajada y tranquila mientras me bañaba, disfrutando del agua caliente y el silencio de la casa.

Después de bañarme, me vestí con ropa cómoda y me senté en el sofá con Chocolate. Le di de comer y le di un poco de agua, y luego nos sentamos juntos a disfrutar de la mañana.

Mientras estaba sentada, decidí sacar a pasear a Chocolate. Me pareció una buena idea, ya que él necesitaba hacer ejercicio y yo necesitaba un poco de aire fresco.

Antes de sacar a pasear a Chocolate, decidí ordenar un poco la casa. Me pareció una buena idea, ya que Enzo y yo habíamos estado ocupados con el nuevo miembro de la familia y la casa necesitaba un poco de atención.

Empecé por recoger los juguetes y los objetos que estaban fuera de lugar, y luego pasé un poco de aspiradora para que el suelo estuviera limpio. También me aseguré de que la cocina estuviera limpia y ordenada, y que no hubiera nada que pudiera ser un peligro para Chocolate.

Después de ordenar la casa y prepararme un almuerzo, decidí comer en la casa antes de sacar a pasear a Chocolate. Me senté en la mesa de la cocina y disfruté de mi sándwich y ensalada, mientras Chocolate se sentaba a mis pies, esperando que cayera algo de comida.

Huellas de un amor || Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora