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Poco después de decir eso Robin se marchó y me dio una llave de sobra para cuando quisiera irme y volver.

Ya notaba el frio de San Sebastián. Me cambié y me puse ropa más arreglada pero que abrigaba igual, porque no iba a ir en chándal durante todo el día pese a que abrigaba tan solo un poco más de lo que llevaba ahora. Además, que siempre había tolerado el frio muy bien y casi nunca me ponía enferma.

Salí de su casa y giré hacia la derecha. No sabía muy bien que quería ver, simplemente daría vueltas por todas partes, no iba a usar maps ni nada, ya veríamos a donde yo misma me llevaba. Y al tener el sonido y la brisa de la playa cerca se me hacía más fácil ubicarme y saber si me estaba alejando mucho.

San Sebastián era obviamente diferente a Madrid, y a Valencia. Pero por lo que veía me estaba gustando, ver todo tan diferente, las calles, las vibras y en general todo, después de todo era la primera ciudad del norte que visitaba, y espero que no la única.

Y me sentí mucho más segura que en Madrid. Hacia días que no estaba sola por todo el tema de no sentirme segura. Pero aquí, estaba disfrutado bastante. Sabía que nadie me seguía ni estaba pendiente de mí, y eso me tranquilizaba y me hacía poder disfrutar de mi soledad, que al parecer había anhelado bastante durante las últimas semanas. Ahora tenía claro que cuando volviese me pondría a ello con eso de volver a sentirme segura. Además, no quería depender de que siempre mis amigas estuvieran pendientes de mí, aunque ninguna de ellas supiera la verdadera razón, solo Sara.

Las últimas horas se habían basado en estar caminando y explorando la ciudad, había veces que me había sentado en un banco y contemplaba todo mientras me relajaba y respiraba el aire vasco.

Después de estar dos horas así vi una cafetería donde vi que las cosas que servían tenían bastante buena pinta, además de la cafetería ser muy mona. Aunque no tenía mucha hambre sí que me sentaría bien un buen café para despejarme mejor, y ver el partido de la tarde con más atención, aunque lo más seguro es que no me enteraría de nada.

Acabé pidiendo el café y una tostada, después de estar ahí media hora más o menos decidí volver a la casa de Robin, ya que tardaría dos horas más en volver, y sin contar que haría una ruta diferente, entonces no sabía cuánto. Robin me dijo antes de irse que tardaría cinco horas. Entonces si todo iba bien llegaría antes que él.

Esta vez sí que usé el maps para poder volver a su casa ya que no me conocía San Sebastián, y lo de antes era para poder perderme un poco por la ciudad y ver donde acababa.

Esta vez fui por más dentro de la ciudad en vez de ir cerca de la playa. Y tardé media hora más en llegar.

Robin no tardaría mucho en llegar. Pero yo al llegar no sabía qué hacer. Sabía que estaba mal, pero me puse a cotillear, no muy profundamente.

Vi las fotos que había colgadas por el salón, la mayoría eran con su familia a excepciones de él jugando al futbol.

No pude evitar, aunque lo intenté, acercarme a su habitación. Desde que lo había dicho me daba mucha curiosidad.

Si que era verdad que su habitación era la grande, era como el doble de lo que era la mía, pero en si era muy parecida. Solo que un poco al revés, las sabanas eran grises, y la mesita de noche blanca. También tenía una televisión. Su habitación estaba ordenada pero no tanto como el resto de la casa.

A diferencia de mi habitación y la otra que me había enseñado, la suya sí que estaba más decorada. Al igual que el salón, había fotos de su familia y de él jugando al futbol. También había cuadros pequeños, que no sabía muy bien que significaban, colgados en las paredes.

𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄 || 𝐑𝐨𝐛𝐢𝐧 𝐋𝐞 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora