50

2K 180 55
                                    


















⚽️˚⋆°˖ ~ 📑













Al día siguiente fue cuando empecé a encontrarme horriblemente mal. Y todo pasó de la nada.

—¿Te encuentras mejor? — Me preguntó Sara entrando a la habitación con las pastillas que habíamos dejado en la cocina después de ir a la farmacia.

—Que va, no sé cómo ha pasado esto.

Nunca, pero nunca, me ponía enferma. Era algo que mis padres siempre habían agradecido, que nunca tuvieran que preocuparse mucho porque cogiera algo. Porque ahí estaba yo, su hija que nunca se resfriaba, o tenía gripe o lo que sea.

En los últimos cinco años tan solo recordaba haberme puesto enferma una misera vez, y solo fue un resfriado que se me pasó en dos días.

Es que ni siquiera cogí el virus, y menos mal.

—¿Cómo puede ser que estés así tan de la nada? — Me preguntó Sara después de entregarme las pastillas y buscando el termómetro.

—De verdad que no tengo ni idea — Suspiré mientras esperaba que esta vez el paracetamol hiciera algo. No como la última vez que lo había tomado.

—Pues espero que te rencuentres bien pronto.

Eso esperaba yo también.

Porque no podía soportar estar enferma, es que no estaba acostumbrada. Pero pasarme el día entero sintiéndome como una mierda mientras estaba confundido no era algo que me encantaba.

Porque es que así fue. Todo el día intentado hacer de todo para encontrarme mejor y no pude.

Lo peor fue cuando empecé a tener frio, pese a que estuviéramos en verano, pero ahí estaba yo teniendo el cuerpo ardiendo mientras me moría de frio y usaba la primera manta que había encontrado en el armario de Robin.

Bueno, lo peor fue eso y que también empecé a estar super incomoda. Estaba sentada en el sofá estirando los pies y notaba las piernas super incomodas, y tuve que recurrir a moverlas todo el tiempo para ver si se pasaba esa sensación tan rara.

Pero no, acabé dándome muchos paseos por todo el piso para que parara ya esa sensación.

Pero el problema estaba en que cuando me levantaba estaba super cansada y con ganas de sentarme, pero al estar sentada estaba así de incomoda. Entonces me estaba volviendo completamente loca mientras Sara me miraba como si fuera una maniática.

—¿Pero no te duele también la cabeza? — Murmuró mirándome como iba a la cocina a buscar algo.

—Claro que me duele, y tanto, pero todo esto es insoportable, necesito que pare ya — Odiaba escucharme con ese tono de irritación.

—¿Y tú idea para parar eso es ponerte a limpiar? — Me miró extrañada.

—Así camino y me entretengo.

—No sé yo si eso es buena idea. Estás enferma, es normal, lo que tendrías que hacer es descansar.

—Pero si es que no puedo estar sentada sin encontrarme mal también o sentirme extremadamente incomoda.

—Noa, pero si te estás muriendo por estar levantada.

—Tu tranquila, que voy a estar bien. Si quieres te puedes ir, que sé que estas ocupada.

—¿Seguro que estarás bien?

—Segurísimo.

—Está bien, vendré mañana. Que no se te olviden cada cuanto te tomas las pastillas.

𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄 || 𝐑𝐨𝐛𝐢𝐧 𝐋𝐞 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora