𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄 || 𝐑𝐨𝐛𝐢𝐧 𝐋𝐞 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝

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Robin volvía a estar en San Sebastián. Tan solo había bajado a Madrid porque tenía algo que hacer respecto con la selección. Pero ojalá estuviera aquí. Aunque dijo que en poco tiempo volvería a estar en Madrid.

Estábamos a miércoles 24 de abril, era el cumpleaños de Candela que cumplía veintidós. No iba a celebrarlo ese día, pero sí que quería que fuésemos a comer todas juntas a un restaurante.

Salí de la uni despidiéndome de Andrea, la única amiga que tenía en derecho. Cogí el coche y puse la ubicación del restaurante al que nos había invitado Candela.

Tuve que aparcar a diez minutos andando del restaurante ya que no encontraba ningún lado en el que poder aparcar, todo estaba ocupado y todo eran bordes amarillos en las aceras.

Después de estar bastantes minutos dando vueltas para ver donde podía aparcar por fin encontré el lugar a diez minutos.

Así que aparqué y cerré el coche y me dirigí al restaurante, donde ya estaban mis amigas esperándome.

No me puse los auriculares ni nada porque al estar en un lugar que no conocía muy bien prefería estar alerta.

Y menos mal, porque otra vez noté que alguien me seguía, pero no escuchaba ningún coche. Era esa sensación que sentías cuando alguien te miraba.

Esta vez cuando me giré vi una figura que estaba casi toda vestida de negro, no tenía cuerpo de mujer. Apenas lo vi porque enseguida disimuló se escondió, no pude ni verle la cara.

Podía ser que estaba paranoica, pero era la segunda vez que sentía que me seguían. Esperaba por favor que no fuera la prensa, pero esa persona era imposible que fuese de la prensa, no iba con cámaras ni nada, además que iba solo.

Quería echar a correr, pero sabría que llamaría mucho la atención y acabaría mal. Tuve que resistirme mucho a no hacerlo, quería alejarme de esa persona lo más pronto posible.

Al menos esa voz no iba tan desprotegida. Después de pasase lo del otro día decidí en llevarme un cuchillo en el bolso cada día. Y menos mal que decidí hacerlo. El problema era que no sabía si me atrevería a usarlo si las cosas se torcían.

Intenté actuar lo más normal posible mientras iba caminando hacia el restaurante, pero quien iba detrás mía empezó a ir más rápido y eso me obligó a mí también a acelerar el paso.

Ya no creía que fuera la prensa, tenía que ser mucho peor. Mientras iba caminando poco a poco más rápido empezaron a venirme a la cabeza muchas escenas de lo que podría pasar y empecé a asustarme muchísimo. No quería ponerme a llorar en ese mismo momento.

A lo lejos vi el restaurante y ahí sí que dejé de pensar y empecé a correr sin tener en cuenta si la persona de atrás empezaba a correr también.

Por suerte llegué al restaurante más rápido de lo que pensaba. Cuando me giré no vi a esa persona vestido de negro.

Sabía que llegaba tarde a la comida, pero todavía no estaba preparada para entrar. Así que me quedé unos minutos fuera para poder respirar y relajarme mientras veía a esa gente que hacía cola para ver si podían pillar mesa.

Después de unos cinco minutos me decidí en entrar y preguntar por la mesa donde estaban mis amigas.

Cuando me guiaron a donde estaban vi que ya habían pedido la bebida.

—Si que llegas tarde Noa — Dijo Mar desde el asiento de la esquina.

Yo me senté junto a Sara — Es que el profesor ha tardado más en dar la clase y he estado un rato buscando donde aparcar. Lo siento.