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(Robin's pov)

No me apetecía para nada el partido. Cuando me despedí de Noa para reunirme con el equipo literalmente lo único que se me pasaba por la cabeza era volver a llevarme a Noa a casa y continuar esa serie que tanto le gustaba, serie a la que no le había estado prestando mucha atención, pero algo conseguí pillar. Tenía claro que los romances de época no eran lo mío.

Ver a Noa en casa sería algo a lo que podría acostumbrarme muy fácilmente. Ver a Noa estar en mi casa era mejor que ganar un nuevo título literalmente. Ahora que Noa había ocupado la habitación se sobra tenía claro que nunca nadie más la ocuparía, esa habitación ya estaba declarada como suya. Ella no lo sabía pero yo lo había decidido así desde el primer momento.

Llegué a donde estaba todo el equipo reunido y me situé al lado de Zubi.

—¿Por qué hemos tenido que venir antes? — Le pregunte en voz bajita para que no se me escuchara y el entrenador pudiese seguir hablando.

—Querían repasar estrategias. Y ahora cada partido será algo así sobre el tiempo — Me informó sin apartar la mirada del entrenador que seguía explicando — Oye, me han dicho que tienes un asiento reservado. ¿Ha vuelto a venir tu hermano?

Seguramente se lo había dicho Remi, siempre se enteraba de todo lo que pasaba dentro del equipo. Parecía que sabía poco porque iba mucho a su royo, pero en verdad sabia más que todos.

Por una parte, me emocionaba que mis amigos conocieran a Noa de una vez, entonces no vi razones para mentir.

—En realidad no — Dije primero continuando hablando bajito y mirando al entrenador. Si queríamos hablar entre nosotros teníamos que fingir que estábamos completamente prestando atención — Ha venido Noa.

Zubi no pudo evitar girarse y mirarme con una de esas sonrisas socarronas. Ahora que lo pensaba Zubi era el que más sabia sobre Noa y el que siempre me miraba así. Zubi era para mí lo que esperaba que fuera Sara para Noa. Pero no lo sabía porque Sara seguía sin hablarme de lo que sentía u opinaba Noa. Pero por como actuaba Noa no me estaba diciendo un no, así que prefería interpretar sus acciones como mejor me convenia a mí. Pero es que estaba segurísimo que Noa también había visto lo nuestro, la conexión que sentía con Noa era imposible de describir, y si yo lo sentía, ella también estaría sintiéndolo. La conexión no era solo cosa de uno.

—Mejor me voy comprando un esmoquin de fiesta. Ya sabes — Zubi me dio un codazo. No hablábamos mucho de Noa sino se sacaba el tema. Pero él había continuado con la bromita de la boda — ¿En qué hotel o donde se está quedando?

—En ninguno, está en mi casa — Murmuré sin mirarle a la cara.

Zubi volvió a ensanchar esa sonrisa a la que debería ir acostumbrándome — ¿Va a dormir en tu habitación no? — Después de que le contara que nos habíamos besado para Zubi ya éramos algo.

—Ojalá — Para que iba a mentir, sobre todo si ni siquiera había escondido mi opinión ante Noa.

 

Habríamos continuando hablando si el entrenador no nos hubiera pillado hablando.

 

Habíamos pasado bastante rato escuchando las estrategias del entrenador. Ahora sí que me apetecía empezar ya el partido y acabar con esto para poder volver a casa.

Lo malo es que al acabar el partido lo más seguro es que acabaría reventado y con ganas de irme a la cama y poder dormir. Así era como casi siempre acaba después de los partidos. Y aunque Noa era una gran motivación para estar despierto sabía que me iba a costar igual estar despierto un rato al llegar a casa.

𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄 || 𝐑𝐨𝐛𝐢𝐧 𝐋𝐞 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora