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Habían pasado dos semanas desde ese martes cuando quedé con Robin. Habíamos estado hablando unas cuantas veces por was, aunque siempre era Robin quién me escribía. Nuestras conversaciones se basaban en bromas o cosas estúpidas. Yo siempre le preguntaba que tal por San Sebastián o sobre el futbol, el cambio aparte de preguntarme sobre como iba en la universidad me solía preguntar cosas sobre mi vida, que música me gustaba más, o me decía que le recomendase películas para cuando estuviese aburrido.

En la universidad no había pasado mucho, lo mismo de siempre, sin trabajos que harían que me encontrase siendo amiga de un futbolista o cosas así. Se estaba volviendo bastante aburrido ahora ir a la Eurocopa.

Volviendo a casa después de salir de las clases empecé a notar que había un coche que me seguía despacio. No me quería girar para ver quién era. Sabia que si me giraba me entraría el pánico y echaría a correr y empeoraría todo.

Continué caminando estando alerta por si pasaba algo, seguía escuchando el coche detrás mío así que disimuladamente comencé a sacar las llaves, que era lo más puntiagudo que llevaba.

Enseguida escuché una voz conocida.

—Noa — Dijo una voz confusa detrás mía.

Yo me giré para por fin después de esos minutos ver quién era.

—Mar, joder tía me has dado un susto impresionante — Sentía que me faltaba el aire. Lo había pasado fatal durante esos pocos minutos.

—Te estábamos llamando al móvil todo el tiempo, pero no cogías el teléfono — Dijo Mar todavía mirándome preocupada — Hemos aparcado ahí, están todas en el coche.

—¿Por qué cojones me estabais siguiendo durante tantos minutos? — Bramé mientras miraba a Mar con mala cara.

—No te hemos seguido.

—¿Cómo? He estado por lo menos siete minutos caminando alerta por que había un coche que me seguía, no he visto ni siquiera la marca por el miedo que me daba girarme. ¿No erais vosotras?

—No, acabamos de llegar. No hemos visto ningún coche siguiéndote — Dijo.

Todo esto era muy raro. Juraría que había un coche que me había estado siguiendo durante siete minutos contados. Ojalá me hubiese girado a ver y fijarme al menos en la marca, o tan solo en el color.

Estaba tan confusa que me había dejado sin habla. Sabía que ahora Mar lo sabia y que seguramente se lo contaría a las demás, aunque le dijera que no, porque sinceramente si una de ellas me contase eso yo se lo contaría a las demás, estábamos hablando sobre la seguridad de una de nosotras, no era algo para pasar.

—¿Entonces te han estado siguiendo? — Me preguntó Mar mientras caminábamos hacia el coche donde esperaban todas.

—La verdad creo que ha sido imaginaciones más. Pensándolo ahora no entiendo porque me he imaginado eso, será que la película de terror que vi ayer me habrá afectado — Intentaba sonar todo lo convincente que pude.

Mar pareció habérselo creído. Y menos mal porque ya estábamos al lado del coche.

Cuando subí a la parte trasera estaban todas.

—¿Por qué estáis todas juntas y me habéis venido a recoger a mitad camino de casa? — Pregunté mientras me ponía el cinturón.

—Es que necesitábamos que nos mandases dinero — Explicó Alma que estaba sentada en el asiento del copiloto.

𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄 || 𝐑𝐨𝐛𝐢𝐧 𝐋𝐞 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora