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(Robin's pov)

Mierda, habíamos perdido el partido contra Colombia, sabía que era un amistoso, pero eso me daba igual, porque en un amistoso se fijaban mucho en el potencial de los jugadores. Y encima me habían dado una tarjeta amarilla por una tontería, odiaba cuando el futbol se ponía así de injusto.

Nos habían dado el sábado libre. No sabía muy bien que hacer, ya que no tenía nada pensando que hacer ni nada pendiente. Quizá me pusiera a ver unos cuantos partidos, pero pasar el día viendo partidos no es que fuese mi definición de disfrutar el día libre.

Le preguntaría a los demás que iban a hacer y a ver que tal. Pero sabía que muchos iban a disfrutar el día con sus familias o con sus novias. Mientras tanto yo ni perro tenía con el que pasar el día.

Mandé un mensaje al grupo de la Real Sociedad, al grupo que teníamos solo los que estábamos en la selección.

Ninguno contestaba, y ya habían pasado dos horas. Pasé de ir a mi habitación al sofá, me aburria muchísimo. Mientras ponía uno de los partidos decidí entrar a Instagram, nunca solía entrar para ver historias de nadie, tan solo para publicar lo que quería poner y salirme enseguida.

Vi que de las primeras historian que aparecían era de Diego Soler, el hermano de Noa, y claro un buen futbolista.

Era una foto tomada de lejos donde salían sus padres viendo el partido de ayer. A una esquina se podía ver a Noa también mirando el partido. Me quedé viendo esa foto más rato del que tendría que haber sido, había estado un tiempo ya pesándolo, así que apreté al corazón de la abajo en la esquina derecha para dar like a la historia.

Cuando seguí a Noa el otro día me di cuenta que no tenía destacadas ni nada, solo una publicación donde salían ella y su hermano en el estadio de Valencia, el Mestalla.

Me preguntaba cuanto tiempo tardaría en volver a verla, si es que alguna vez lo hacía. Lo veía difícil, pero me había parecido una señal muy clara que justo volviese a ver a Noa cinco días después de la entrevista, era mucha coincidencia. Aunque claro, si hubiera estado sola hubiese sido mejor, seguía sin fiarme de ese amigo suyo, seguro que estaba colado por Noa y ella no tenía ni idea, tampoco lo culpo, no era muy difícil fijarse en ella.

Pero es que tu no solo te fijas, tú te quedas embobado.

Eso era mentira, simplemente me parecía atractiva, muy atractiva, y nunca iba a admitir en voz alta que me gustaba la diferencia de altura. Era un tío, nadie me podía culpar por sentir cosas.

Esperaba con muchas ansias que Diego le dijera algo de ese like a Noa, me preguntaba qué pensaría ella, ay ojalá saberlo joder.

Enseguida me llegó un mensaje del grupo, era Remiro, decía que él había pensado en ir a tomar algo a algún lado, o mejor, que tomáramos algo en casa de alguno.

Yo podía perfectamente ser el anfitrión así que escribí que podían venir a mi casa. No era mi casa principal claro, yo vivía en San Sebastián. Pero no hace mucho me compré una casita pequeñita aquí en Madrid para cuando me quisiera pasar o no quisiera estar donde están todos en las Rozas.

Poco después de una hora abrí la puerta a Remiro, Merino, Oyarzabal y a Zubimendi.

Los llevé al comedor para que se pusieran cómodos donde quisieran, y luego fui a por algo de bebida, aunque al parecer ellos ya habían traído.

—Fue un buen partido — Dijo Alex Remiro — Salvo por el hecho de que perdimos.

—Al menos era amistoso — Mencionó Merino, ya me había acostumbrado a llamarlo Merino a él y Mikel a Oyarzabal, como tenían en mismo nombre pues era mejor hacerlo así.

𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄 || 𝐑𝐨𝐛𝐢𝐧 𝐋𝐞 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora