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Robin se vistió con el traje recién comprado en apenas diez minutos, antes de irnos se duchó y se arregló el pelo.

A mi en cambio me costó más rato el arreglarme claro, como siempre, y como tenía que ser.

El lugar que había reservado Robin estaba bastante bien, pero a la vez sin pasarse, para que todos estuviéramos cómodos.

La mesa que había reservado mi novio estaba un poco más lejana a las demás y en un lugar más reservado, cosa que hizo que lo mejorara todos.

Nosotros llegamos primero y poco después vino la familia de Robin y yo los saludé a todos. A Corinne, a Philippe, a Theo y a Nora.

Pero cuando vinieron mis padres y Diego fue un poco raro para ellos, ya que mi madre fue directamente super emocionada a abrazarles y darle dos besos. Ni siquiera me extrañó que hizo eso.

—Pues aquí los tenemos a todos — Murmuré al lado de Robin para que me escuchara solo él.

—Veremos como sale — Dijo él — Acuérdate de nuestro trato de esta noche.

—Mejor que te vayas acordando tú, por qué vas a perder — Dije — ¿Verme de nuevo con el vestido y más arreglada no te hace nada?

—Nada de nada.

—Ya lo veremos.

—Ya lo verás tu. Lo digo en serio, acuérdate de verdad del trato. Quién gane lo que quiera con el otro eh.

—Te estás ilusionando mucho y vas a perder.

—Esta noche será mía, acuérdate.

Era una mesa rectangular y cada uno se sentó como quiso, pero al menos nos dejaron a mi y a Robin sitios al lado.

Mientras los camareros tomaban las primeras ordenes de bebida, mi madre y Corinne habían empezado a hablar como si se conocieran de toda la vida. Incluso a Robin le sorprendía la manera en la que se estaba abriendo su madre.

Mi madre animada y con mil sonrisas diferentes empezó a contarle cosas mías de pequeña a Corinne.

—Noa siempre ha sido una chica independiente, pero cuando era pequeña... Ay, qué dramas para hacerla comer verduras — Dijo mi madre riendo.

—Eso me suena bastante — Dijo Corinne mirando a Nora — Pero Robin, por otro lado, siempre se comía todo lo que le pusieras enfrente. Era imposible tener suficiente comida en casa — Comento Corinne dirigiendo una mirada divertida a su hijo, que se encogió de hombros con una sonrisa — Pero bueno, siempre estaba haciendo deporte y estaba con el futbol. Así que no le decíamos nada sobre eso.

—Mamá... tampoco es que fuera un glotón —Se defendió Robin, aunque el tono en su voz mostraba que estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios.

Ahora que lo pensaba tenia que ser raros para ellos estar hablando en español entre ellos cuando nunca lo hacían.

—Pues después de los partidos no veas como te atiborras de cualquier cosa — Añadí riendo.

—Pero es normal que tenga hambre después de eso — Mencionó Robin — Además eres tu la que me trae comida siempre.

—Por que te conozco — Aclaré.

Y esa pequeña conversación entre yo y Robin hizo que mi madre y la suya no pudieran evitar sonreír mirándose.

Cosa que nos cotó y avergonzó bastante a los dos.

𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄 || 𝐑𝐨𝐛𝐢𝐧 𝐋𝐞 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora