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Author's note:
Cuando aparezca esta letra "holaaa" es que va como todo seguido <3













⚽️˚⋆°˖ ~ 📑














Habían pasado tan solo unos pocos días de la final de la Eurocopa, desde esa noche tan mágica. Pero ahora todo era también mágico.

París era un lugar que había soñado visitar toda mi vida. Nunca había estado antes, y ahora, estando aquí por primera vez, me parecía aún más increíble de lo que había imaginado.

Nos habíamos pasado la mañana visitando cada rincón de Montmartre, y yo haciendo entrar a Robin en cada cafetería que me sorprendía simplemente para maravillarme con lo bonito que era ahí todo.

Pero lo mejor de la mañana fue poder comprar uno de esos candados y escribir nuestros nombres y la fecha intentando que quedara lo más bonito posible.

Mucha gente se quedaba con las ganas de hacer eso al llegar a París, porque les daba miedo que eso no durase para siempre y en cambio el candado estar ahí por muchos años.

Pero ninguno de nosotros dudó ni un segundo de no hacerlo, los dos lo teníamos claro, cuando vimos un puesto de candados ni hizo ni falta que nos preguntáramos si lo hacíamos, con simplemente una mirada lo dejábamos claro.

Ahora estábamos subiendo la Torre Eiffel mientras yo miraba todo a mi alrededor, tratando de absorber cada detalle de este nuevo paisaje. La ciudad se extendía, con sus tejados y calles llenas de historia, y cada edificio parecía tener algo especial. Robin caminaba a mi lado, con una tranquilidad que me decía que estaba acostumbrado a este lugar.

La vista era impresionante, y no pude evitar quedarme en silencio un momento. Miré de reojo a Robin, quien sonreía levemente al ver mi reacción.

—¿Impresionada? — Me preguntó, en un tono que me resultó de lo más provocador.

—¿Qué si estoy impresionada? ¡Es París! ¿Cómo no iba a estarlo? — Respondí.

Él se encogió de hombros, como si no fuera para tanto.

—Bah, está bien. Supongo que tiene su encanto — Dijo, mirando a su alrededor con fingida indiferencia.

Puse los ojos en blanco.

—Robin, no puedes restarle importancia. Mira esto... — Extendí una mano, señalando todo París — Es increíble.

Robin soltó una carcajada y me rodeó con un brazo.

—Vale, tienes razón. De acuerdo, París es... especial — Admitió. Se notaba que él había estado ahí muchas veces — Pero, ¿sabes? No es solo la ciudad lo que la hace interesante. A veces es la compañía lo que lo cambia todo. Y hoy lo veo de forma distinta... gracias a ti.

Sonreí, sintiéndome extrañamente nerviosa, aunque al mismo tiempo cómoda con él. Toda París iluminándose al anochecer se sentía como algo fuera de este mundo. Mientras miraba todo a mi alrededor, Robin me observaba, y su sonrisa me hizo darme cuenta de que yo era la que estaba disfrutando del "efecto París".

—¿Sabes? La gente habla mucho del "efecto París" como si fuera algo mágico — Dije pensativa. Pero, ¿Sabes qué? Creo que la magia no está solo en la ciudad, sino en quién está a tu lado.

Robin arqueó una ceja y sonrió con picardía.

—¿O sea que soy yo el que le da la magia al lugar?

Le devolví la sonrisa y rodé los ojos.

—No te lo creas tanto. Pero sí, admito que ayuda.

Nos quedamos en silencio un momento, solo mirando el paisaje. Entonces Robin me dio un suave toque en el hombro y señaló hacia una esquina de la plataforma de observación, donde no había casi nadie.

𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄 || 𝐑𝐨𝐛𝐢𝐧 𝐋𝐞 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora