𝐄𝐍𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄 || 𝐑𝐨𝐛𝐢𝐧 𝐋𝐞 𝐍𝐨𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝

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Diciembre 2024

El verano de 2024 había sido uno de los mejores veranos de mi vida, haciendo cosas que ni me imaginaria con una persona a la que quería más que nadie, y que seguía queriendo cada día más si es que eso era imposible. Desde que lo conocí Robin se había vuelto la persona a la que más admiraba, y mi profunda inspiración.

El verano se había resumido en mil locuras entre nosotros. Todo había sido besos, noches para nosotros solos, cariños, mimos... Todo había sido perfecto. París, Ibiza, San Sebastián y Madrid.

Pero claro, hubo momentos de trabajo, como la mudanza completa de Robin, pasar todo de San Sebastián a Madrid fue un poco duro, sobre todo para él, pero también estuvo muy emocionado por empezar es nueva etapa de su vida.

En Ibiza fue todo genial, creo que durante ese viaje estuvimos más obsesionados por el otro como nunca lo habíamos estado antes, supongo que por el hecho de que en unos meses iba a ocurrir el gran día, y los dos seguíamos muy alucinados por eso.

En San Sebastián, fue todo como dijimos, fuimos a ver sus sitios favoritos y estuvimos disfrutando del ultimo finde semana de Robin viviendo en San Sebastián. Además, volvimos a ir a ese sitio de motos y hacer la misma ruta que la última vez. Esa vez cuando Robin y yo no éramos nada, pero que algún beso tal vez ocurría, como ese que me robó para que me tranquilizara y me callara, y que lo consiguió, me dejó sin palabras.

En Valencia fue algo parecido a San Sebastián, pero mucha más playa y salir un poco a algún chiringuito de noche mientras Robin se avergonzaba por la forma en que yo lo miraba en ese estado. Yo no perdía la oportunidad de decirle que esa versión de él, relajada, y en verano, le quedaba muy bien. También estuvimos mucho tiempo con mi familia, mi madre empezó a tratarlo ya como un hijo, o bueno, yerno. Si mi madre estaba ya encantada con Robin desde antes, ahora mucho más, a veces parecía que quería hasta que yo me fuera y que la dejase quedarse tiempo a solas con mi prometido, pero por suerte Robin se acostumbró muy bien a las atenciones de mi madre, el muy cabrón.

Pero le costó un poco más con mi padre, quién no estuvo dirigiéndole mucho la palabra a Robin, pero que luego si venía a mí a decirme cosas.

Oh, y por cierto, Sara y Diego estaban juntos. Me lo dijo dos semanas después de que yo le contara lo de la pedida de Robin. Resulta que mi hermano y Sara habían tenido algo así como una pequeña historia durante unos meses, y que empezaron a salir de verdad poco después de la Eurocopa, ahora llevaban ya unos meses juntos, y yo por lo menos los veía bien, sobre todo a mi hermano, era diferente.

Si no hubiera estado mentalizándome desde ya hacía tiempo estoy muy segura de que no lo podría haber tomado tan bien. Esa fue la razón por la que Sara y mi hermano se sorprendieron cuando yo mostré una actitud positiva, no se lo esperaban.

Y resultaba que Robin lo sabía desde el día de la final de la Eurocopa. Sara me contó todo lo que pasó, y el por qué Robin se había enterado, y también lo que le dijo Robin que hicieran, eso de que él no iba a mentirme, y que, si yo preguntaba o se lo mencionaba, me lo diría. Pero nunca dije nada.

Cuando acabaron las vacaciones y empezó la rutina no cambiaron mucho las cosas. Yo Y Robin seguíamos igual, como si siguiéramos en la Eurocopa o acabaos de conocer, la gente nos decía que esa etapa de enamorados se iría relajando en nada, pero yo no tenía eso tan claro.

A Robin le iba muy bien en el atleti, y yo conseguí trabajo. A mediados de agosto hice una entrevista para un trabajo en un periódico, no a mucho nivel como los mejores de España, pero suficiente para que a mí me encantara. El salario para lo que yo hacía estaba muy bien, me encantaba poder redactar sobre cualquier tema, y que me dieran bastante libertad para hacerlo a mi manera. Además, conocí a muy buena gente, por eso me gustaba ir a trabajar, estaba muy bien con esa gente, y me lo pasaba bastante bien en la oficina. Lo único malo es que no tenía tanto tiempo para estar con Robin, y él tenía más tiempo libre que yo.