El viaje a la Fortaleza Roja fue largo y agotador, pero Silverwing había volado con una fuerza imponente, como si supiera que su jinete necesitaba llegar cuanto antes. Joffrey, por su parte, parecía encantado con la aventura. Val, en cambio, no podía sacudirse la ansiedad que la había acompañado durante todo el trayecto. Sabía que había hecho algo impulsivo al venir, pero no tenía otra opción. Tenía que estar aquí.
Al acercarse a la Fortaleza Roja, Val observó con cierta nostalgia los altos muros que se alzaban ante ellos, protegiendo las torres y salones que ella recordaba de su niñez. Sin embargo, los tiempos habían cambiado, y la tensión se sentía en el aire, como una pesada neblina.
—Hay un leve cambio de planes, pequeño. —le dijo a su hermano al oído.
El niño la miró un poco consternado.
—¿Qué quiere decir eso?
—Que no iremos a donde le dije a mamá, será una sorpresa. ¿Quieres ver al abuelo Viserys?
Joffrey casi no lo conocía, por lo que se emocionó al escuchar la noticia. El niño confiaba plenamente en ella, por lo que no dudaba ni un segundo de sus intenciones.
Estaba comenzando a atardecer, el viento frío de la costa golpeaba sus rostros y congelaba sus manos, pero nada de eso le importaba.
Silverwing aterrizó suavemente en el patio principal de la Fortaleza, provocando un revuelo entre los guardias y los sirvientes que corrían de un lado a otro para recibirla. Joffrey saltó del dragón con una sonrisa radiante en el rostro, feliz.
—¡Lo logramos! —exclamó con entusiasmo, mirando a su alrededor.
Val sonrió levemente, pero su mente ya estaba en otra parte. Necesitaba hablar con Aemond. Había algo que debía resolver, aunque no estaba segura de qué.
Los guardias los rodearon, todos con sus manos sobre el mango de su espada. ¿Acaso no veían el dragon?
—Soy la princesa Valaena Velaryon y este es mi hermano, el principe Joffrey. Vinimos para ver al rey y a quedarnos por unos días.
Su voz sonaba segura, pero, por las dudas, escondió detrás de ella a su hermano.
—Por favor, acompáñenos, principes. —Cole había aparecido frente a ellos, haciendo una mueca para que lo siguieran.
Val tomó de la mano a Joffrey y comenzó a caminar detrás de él.
El hombre los escoltó rápidamente hacia el interior del castillo. Las miradas curiosas de los sirvientes y los soldados los seguían mientras avanzaban por los largos pasillos de piedra. El eco de sus pasos resonaba, amplificando el silencio que los rodeaba. El camino hacia el salón fue tenso. Val podía sentir el peso de las miradas a su alrededor, todas llenas de curiosidad y sospecha. Apretó la mano de Joffrey para darle fuerzas, aunque sabía que él era más fuerte de lo que parecía. Cole, caminando frente a ellos con una postura rígida, no dejaba de mirar hacia atrás, como si temiera que ellos fueran a desvanecerse en cualquier momento.Finalmente, llegaron a unas enormes puertas de madera tallada, que dos guardias abrieron en cuanto Cole se acercó. El salón al que ingresaron era grande y majestuoso, con altos techos abovedados y ventanas que dejaban entrar la luz del sol, iluminando los estandartes verdes y dorados que colgaban de las paredes. En el centro de la sala, sentados en sillas altas, estaban Otto Hightower y Alicent Hightower, la reina madre. Otto tenía una expresión calculadora en el rostro, mientras que Alicent les sonreía con una mezcla de amabilidad y cautela.
—Princesa Valaena, príncipe Joffrey —saludó Alicent con una voz suave, levantándose de su asiento—. Qué sorpresa verlos aquí. ¿A qué debemos esta visita inesperada?
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La Sangre del Dragon ~ Valaena Velaryon ~ Aemond Targaryen
FanfictionValaena Velaryon, la primogénita de Rhaenyra Targaryen y Laenor Velaryon, segunda en su nombre. Apodada "La Flor de la Corona", podría tener lo que desee, pero lo único que la hará feliz es lo único que parecería ser lo que no le conviene... Aemond...