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Cuando volvieron al comedor lo hicieron tomados de la mano, pero antes de entrar Val lo soltó; Aemond la miró confundido.

—Después del escándalo que creaste ahí no voy a entrar tomada de tu mano, para que mi madre y hermanos vuelvan a estallar.

El rubio sonrió maliciosamente, pero divertido.

—Hubiera sido divertido ver sus caras. —respondió mientras se encogía de hombros.

Val entró mientras aún rodaba los ojos, pero ocultando una sonrisa. Sabía que Aemond, el Aemond que ella conocía, no era el mismo que el de los demás y sabía que el hecho de que se esforzaba en no mostrarle la bondad que había dentro de él a todo el mundo estaba mal y sería su destrucción, pero no le importaba. Cuando él estaba cerca, su mente llena de estrategias y planes quedaba en blanco.

Ambos se sentaron en sus respectivos lugares, aunque claramente el humor de ambos era mejor.

—Ya que todos han regresado a sus asientos, tengo un anuncio. Es algo que he estado pensando hace tiempo, y a la luz de lo que sucedió hoy, creo que es lo mejor.

Todos los presentes se miraron en un tenso silencio.

—Mi rey no creo que hoy sea el día para dar anuncios, sobre todo por lo que sucedió. —replicó Alicent, mirando de reojo a su hijo menor y luego a su propio padre.

—Es el mejor día para esto. —Viserys intentó sonreír, pero su gesto quedó en medio de una mueca de dolor. —. No crean mis hijos que está es una decisión que no está seriamente contemplada. —la tensión de todos los presentes era obvia. — He decidido que mi hijo Aemond se case con mi nieta, Valaena.

En ese instante Jace, Rahenyra y Daemon gritaron a la vez.

—¡¿Qué?! —dijo Jace golpeando la mesa.

—Hermano no creo que… —comenzó Daemon

—Padre. Yo ya había planeado un compromiso para Val… —comentó Rahenyra.

—¿Ya lo habías hecho? —gritó Val furiosa, mientras se paraba. —¿Pensabas llevarme a la fuerza al Norte?

—¡Cállate Valaena! Es una orden.
Su madre la miraba con odio.

—No le digas lo que tiene que hacer. —exclamó Aemond también poniéndose de pie y señalando a su hermana mayor.

—¿Ahora crees que eres su dueño? —Jace estaba rojo, apretaba la mesa con sus manos con tanta fuerza que parecía que iba a romperla.

—¡Basta!

El rey golpeó su bastón con todas sus fuerzas.

—Viserys no hagas esto. —le rogó Alicent acercándose a él.

—Es mi decisión y sé que es la mejor. Aemond y Valaena tenían un vínculo, eran cercanos cuando eran pequeños y sé que está unión no solo beneficiará a nuestra familia, sino sobre todo a ellos. Sé que mi hijo será un caballero con ella. ¿No es así? —miró directo hacia Aemond el cual seguía de pie.

—Así es padre. —respondió con tono solemne.

—Y sé que Val será una buena esposa.

—Lo seré abuelo. —respondió con una media sonrisa.

De repente se escuchó una carcajada, todos miraron a Aegon que se había parado con una copa en la mano.

—Brindemos por los novios. —dijo arrastrando las palabras, claramente había bebido de más. —. Y porque el maldito tuerto siempre se sale con la suya.

La Sangre del Dragon ~ Valaena Velaryon ~ Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora