El sol de la tarde bañaba el parque del castillo, donde las risas de los niños llenaban el aire. Aerea y Dridan, con ocho años ya cumplidos, corrían entre los árboles, jugando a las escondidas. Val los observaba desde una banca cercana, disfrutando del suave murmullo de sus risas. El reino había cambiado mucho desde aquellos días turbulentos, y ella sentía el peso de cada batalla librada y cada sacrificio hecho por la paz que ahora disfrutaban.
Sonrió al recordar cuánto esfuerzo había costado reconstruir todo aquello. Los primeros años fueron duros, y cada victoria parecía venir con su propio costo. Había enfrentado desafíos a diario, pero, con el apoyo de Aemond, logró guiar al reino hacia un nuevo comienzo. Los recuerdos de aquellos tiempos aún pesaban, aunque las cicatrices que habían dejado ahora eran un recordatorio de lo que jamás permitiría que se repitiera.
Aegon, en su momento, había pagado por sus crímenes. La justicia de Luke finalmente se cumplió cuando Aegon fue juzgado por su muerte y por las atrocidades que había cometido. A pesar de la historia que compartían, Val supo que la paz sólo llegaría cuando la justicia alcanzara a todos aquellos que habían manchado el reino con sangre. Aegon fue exiliado y despojado de su título, condenado a vivir en soledad lejos del trono y de cualquier posibilidad de redención.
Ahora, al ver a sus hijos jugar sin preocupaciones, sentía que todo había valido la pena. La paz había vuelto a llenar los rincones del reino, y el tiempo había curado muchas de las heridas que dejaron aquellos días oscuros. Ella y Aemond trabajaron arduamente para restaurar la confianza de las casas y asegurarse de que la próxima generación no creciera en un mundo de guerra y rencor.
Dridan se acercó corriendo, con una sonrisa radiante, mientras Aerea lo seguía de cerca, con sus ojos llenos de curiosidad e inteligencia. Val se agachó para recibirlos, envolviéndolos en un abrazo.
—¿Mamá, nos cuentas otra vez la historia de cuando el reino se volvió a unir? —preguntó Aerea, con la mirada expectante.
Val rió y miró a sus hijos, con un amor y orgullo que nunca había conocido antes. Mientras los pequeños se sentaban a su lado, ella comenzó a relatarles, una vez más, cómo, a pesar de la guerra, lograron construir un futuro de paz y esperanza. Cada palabra era un testimonio de que, aunque el pasado fue difícil, el presente y el futuro pertenecían a ellos.
A lo lejos, Val divisó a Aemond acercándose, con la misma mirada intensa que siempre la había acompañado, pero ahora llena de una calma que le recordaba cuánto habían luchado para llegar hasta ahí. Se tomó un momento para agradecer por aquella tranquilidad, mientras el sol se ocultaba en el horizonte y el sonido de las risas de sus hijos se mezclaba con el suave susurro del viento, prometiéndoles que, sin importar lo que ocurriera, su familia y su reino permanecerían en paz.
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Y llegamos al final de esta historia!
Fue un viaje hermoso en el que me divertí muchísimo!!!!!Les agradezco infinitamente por leer y comentar.
Les cuento que en breve estaré subiendo una NUEVA FIC! Asique estén atentiiis
Besos
Gaia
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La Sangre del Dragon ~ Valaena Velaryon ~ Aemond Targaryen
FanfictionValaena Velaryon, la primogénita de Rhaenyra Targaryen y Laenor Velaryon, segunda en su nombre. Apodada "La Flor de la Corona", podría tener lo que desee, pero lo único que la hará feliz es lo único que parecería ser lo que no le conviene... Aemond...