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El viento frío de Bastión de Tormentas cortaba el aire cuando Val y Jace fueron escoltados al gran salón. El retumbar lejano de los truenos no hacía más que aumentar la tensión que la princesa sentía en su pecho.

Al entrar, Lord Borros Baratheon estaba esperándolos, sentado en su imponente trono de piedra, con una expresión severa.

—Princesa Valaena, Príncipe Jacaerys —les saludó con una inclinación de cabeza—. Debo admitir que me sorprende su visita.

—Gracias por recibirnos sin una audiencia previa Lord. —dijo Jace haciendo una pequeña reverencia, él siempre había sido mucho más diplomático que Val.

—Venimos por respuestas, Lord Baratheon —expresó la princesa sin rodeos. Sus ojos se mantenían fijos en los del hombre, desafiándolo a evitar el tema—. Sobre lo que sucedió la noche en que mi hermano, el príncipe Lucerys murió. Necesitamos saber la verdad.

Lord Borros la observó en silencio durante un largo momento, como si sopesara sus palabras. Finalmente, se levantó de su asiento y comenzó a caminar lentamente por la sala.

—Esa fue una noche oscura, una noche que trajo a su familia más dolor del que ninguno de nosotros imaginaba —comenzó, sin apartar la mirada de los ventanales donde las nubes de tormenta se acumulaban sobre el horizonte—. Los príncipes... ambos estaban aquí, en este mismo salón. Ninguno de los dos estaba dispuesto a tomar como esposa a una de mis hijas pero ambos querian que jurara lealtad a su bando, cosa que me indignó un poco. Uno me dijo que no porque ya estaba comprometido y el otro porque ya estaba casado, con usted mi señora —dijo mirándola fijo con una sonrisa extraña en su rostro. —y no tenía deseos de tomar una segunda esposa. Su esposo comenzó la pelea, debo ser honesto en eso.

Val respiró hondo, sintiendo que su corazón latía con fuerza. Sabía que las palabras de Lord Baratheon podían traer más dolor, pero también sentía que necesitaba enfrentarlas, que solo así podría comenzar a sanar.

—¿Qué sucedió exactamente entre ellos? —preguntó Jace, con el ceño fruncido.

Lord Borros suspiró, como si lo que iba a decir le pesara en el alma.

—Se provocaron mutuamente. El principe Aemond no dejaba de exigir el pago de una deuda, y su hermano, princesa, aunque intentaba mantener la calma, solo continuó con las provocaciones. Las palabras hirientes volaron entre ambos —su mirada se oscureció—. Por lo que les pedí que salieran de inmediato de mi hogar. No estaba dispuesto a que nadie tuviera una pelea aquí y menos con mis hijas presentes.

Val sintió que su estómago se retorcía. Sabía que Aemond y Luke se habían enfrentado, pero escuchar los detalles la hacía revivir ese dolor.

—Ambos salieron de aquí con sus dragones. Desde aquí no pudimos ver mucho, la tormenta no nos dejó, pero sabemos que se enfrentaron. —continuó Lord Borros—. Aunque lo más extraño fue lo que sucedió después. —Hizo una pausa, su rostro ahora estaba más sombrío—. Su esposo sobrevoló el lugar por horas, en medio de la peligrosa tormenta. Parecía como si estuviera buscando algo. Al principio, no entendimos qué hacía allí arriba, con la tormenta rugiendo y las olas golpeando la costa. Pero entonces... llegó la noticia.

—¿La muerte de Luke? —susurró Val, sintiendo que su voz se quebraba.

Lord Borros asintió gravemente.

—Unos pescadores trajeron la noticia de que habían encontrado restos en el mar. Y fue entonces cuando lo supimos. —Lord Borros hizo una pausa, bajando la voz como si lo que iba a decir le pesara aún más—. No puedo decirle con certeza qué ocurrió entre ellos, allá arriba, pero algo cambió después de eso. Nunca había visto al príncipe tan... roto. No era el mismo que hacía unas horas había estado en mi salón.

La Sangre del Dragon ~ Valaena Velaryon ~ Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora