Capítulo 17

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Después de llegar a casa, Hitomi entró en su cuarto y cerró la puerta detrás de ella, deslizándose lentamente hacia el suelo. Su respiración era irregular y su corazón latía rápidamente, confundida y abrumada por lo que acababa de pasar. No podía dejar de pensar en ese momento en que estuvo a punto de besar a Ranma. Si no hubiera sido por Pechan, sus labios se habrían tocado.

Hitomi (pensando) — Esto está mal... No debería sentir esto por Ranma. Desde que reencarné en este mundo, mi único objetivo era ayudar a Ranma y Akane a fortalecer su relación. Solo quería ser una buena hermana para Akane, una buena cuñada para él... ¿Cómo terminé aquí, sintiendo estas cosas?

Se llevó las manos a la cabeza, tratando de ordenar sus pensamientos. Jamás había imaginado que sus acciones en este mundo animado cambiarían tanto el curso de la historia, y mucho menos sus propios sentimientos. Era consciente de que Ranma la trataba con cariño y afecto, pero siempre lo había visto como parte de su dinámica como amigos. Sin embargo, en los últimos días, algo había cambiado. La forma en que él la miraba, su cercanía física... todo había comenzado a provocarle una confusión que nunca antes había sentido.

Hitomi (susurrando) — ¿Cuándo empezó todo esto?

Se quedó un rato más en el suelo, sumida en sus pensamientos, antes de levantarse lentamente y dirigirse a la ventana. Miró al cielo, donde las estrellas brillaban tranquilamente, tan distantes y frías como ella deseaba sentir en ese momento. Pero su corazón no le permitía estar tranquila.

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El día de la competencia en la pista de patinaje llegó rápidamente. El lugar estaba lleno de espectadores, ansiosos por ver el enfrentamiento entre los campeones Mikado y Azusa, y sus nuevos retadores, Ranma y Hitomi. A pesar de la emoción en el aire, Hitomi no podía dejar de sentirse inquieta. Su corazón seguía pesado, y la culpa por lo que sentía hacia Ranma la atormentaba. Trató de calmarse, concentrándose en la competencia, pero su mente no dejaba de desviarse hacia los eventos anteriores.

Hitomi (pensando) — Esto no puede seguir así... Tengo que concentrarme. Ranma y yo estamos aquí por un motivo: derrotar a Mikado y Azusa. Nada más importa ahora.

Ranma, al notar la preocupación en el rostro de Hitomi, se acercó a ella y la miró directamente a los ojos, buscando animarla.

Ranma (sonriendo) — Oye, Hitomi, no te preocupes tanto. Lo haremos bien, ¿ok? Yo me encargaré de Mikado, y tú de Azusa. No hay nada que estos dos puedan hacer que no podamos manejar.

Hitomi (forzando una sonrisa) — Gracias, Ranma. Solo… quiero asegurarme de que todo salga bien.

Ranma le dio una palmada en el hombro, sin saber que la verdadera razón de la inquietud de Hitomi no era la competencia, sino los sentimientos confusos que habían surgido entre ellos.

De repente, el presentador anunció la entrada de los campeones. Mikado y Azusa hicieron su aparición en la pista con gran estilo, ganándose los vítores del público. Mikado, con su habitual aire de arrogancia, saludó al público con una sonrisa confiada, mientras Azusa, como siempre, estaba perdida en su propio mundo, admirando los objetos que había "adoptado" como suyos.

Presentador — ¡Y ahora, los campeones invictos, Mikado Sanzenin y Azusa Shiratori!

El público los aclamaba mientras Mikado y Azusa patinaban por la pista, demostrando su habilidad con movimientos elegantes. Pero Ranma no se quedó atrás. Sonrió con picardía, mirando a Hitomi.

Ranma (confiado) — Ahora nos toca a nosotros.

Con un rápido movimiento, Ranma levantó a Hitomi en el aire, patinando hacia el centro de la pista mientras ella giraba elegantemente en el aire. El público estalló en aplausos, impresionado por su entrada.

Hitomi (pensando) — Ranma... siempre tiene esa manera de hacer que todo parezca fácil.

Al aterrizar, Hitomi giró varias veces sobre el hielo antes de detenerse con gracia junto a Ranma, recibiendo más aplausos de la audiencia. Mikado se acercó a ellos, con una sonrisa arrogante.

Mikado — Nada mal, nada mal. Pero no se confíen demasiado. Este será el último momento en el que estarán en control.

Con esas palabras, el enfrentamiento comenzó. Mikado y Azusa no tardaron en lanzarse al ataque. Mikado dirigió su atención directamente a Ranma, lanzando una serie de golpes mientras patinaba rápidamente a su alrededor. Ranma, ágil como siempre, esquivaba con facilidad, pero Hitomi sabía que no podía bajar la guardia. Intentó acercarse para ayudarlo, pero Azusa se interpuso en su camino, bloqueando su avance.

Azusa — ¡No, no, no! Azusa quiere jugar contigo. ¿Me dejas tu bonita tiara? ¡Es tan linda!

Hitomi (frustrada) — ¡No tengo tiempo para tus tonterías!

Azusa, con su habitual despreocupación, siguió atacando, lo que distrajo a Hitomi lo suficiente como para que Ranma recibiera un golpe de Mikado. Ranma cayó de rodillas en el hielo, y Hitomi corrió hacia él, preocupada.

Hitomi (arrodillándose) — ¡Ranma! ¿Estás bien?

Antes de que Ranma pudiera responder, Azusa aprovechó la oportunidad y lo agarró de los pies, levantándolo por los aires. Hitomi intentó detenerla, pero Azusa la arrastró también, llevándose a ambos hacia el centro de la pista. Mikado, con una sonrisa maliciosa, patinó rápidamente hacia ellos y, en un movimiento espectacular, levantó a los tres en el aire.

Mikado — ¡Esto es lo que llamo una verdadera obra maestra! Si quieres que pare, Ranma, tendrás que soltar a Hitomi.

Hitomi (gritando) — ¡Ranma, suéltame! No quiero que te lastimen por mi culpa.

Ranma (firmemente) — ¡Jamás soltaré tu mano, Hitomi!

Las palabras de Ranma resonaron en el corazón de Hitomi como un golpe directo. Sentía un profundo conflicto entre la culpa y el afecto. Sabía que Ranma siempre había sido protector, pero esta vez, la forma en que la defendía la hacía sentir aún más confusa.

Hitomi (pensando) — ¿Por qué hace esto? No debería preocuparse tanto por mí... Él debería estar protegiendo a Akane, no a mí... ¿Qué está pasando entre nosotros?

El dolor en su corazón creció a medida que veía a Ranma dispuesto a soportar todo por ella. No podía evitar sentir que algo más profundo estaba en juego, y esa sensación la llenaba de culpa.

Finalmente, después de varios giros en el aire, Azusa no pudo aguantar más y soltó a ambos. Ranma y Hitomi fueron lanzados hacia la pared de la pista. Antes de que pudieran chocar, Ranma, con sus reflejos rápidos, se colocó delante de Hitomi, absorbiendo todo el impacto mientras ella caía suavemente al suelo.

Hitomi (alarmada) — ¡Ranma!

Ranma, dolorido, apenas podía moverse, pero una leve sonrisa se formó en sus labios.

Ranma (con esfuerzo) — Te dije... que no te soltaría, ¿verdad?

Hitomi, arrodillada a su lado, sintió una oleada de emociones intensas, más fuertes que cualquier confusión anterior. Ranma había demostrado, una vez más, cuánto le importaba, pero al mismo tiempo, le recordaba lo complicado de la situación. Sus sentimientos por él ya no eran algo que podía ignorar.

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El público observaba en silencio, mientras el combate en la pista continuaba. Pero para Hitomi, el verdadero conflicto no estaba en el hielo, sino en su corazón.

Reencarne en Ranma 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora