A oscuras, Hitomi se movía con cautela en la cocina, con las manos extendidas, intentando no tropezar con nada. El lugar, en penumbra total, no le era muy familiar, por lo que su progreso era lento. Justo cuando pensaba que estaba cerca de los cajones donde Kasumi guardaba las cosas, sintió que tropezaba con algo en el suelo. Sin poder evitarlo, perdió el equilibrio y cayó de rodillas, haciendo un ruido que resonó en la casa silenciosa.
Mientras Hitomi se frotaba las rodillas, algo cayó al suelo delante de ella. Parpadeó para ajustar la vista en la oscuridad, tratando de entender qué era. Apenas distinguió una caja de herramientas cerca y, con cuidado, palpó su superficie hasta encontrar una linterna. Al encenderla, una tenue luz iluminó el espacio frente a ella. En el suelo, justo en la dirección en la que había caído, un cuchillo brillante la miraba desde el piso. Hitomi se quedó en silencio unos segundos, sorprendida por la cercanía de la hoja. Agradeció su buena suerte por haber caído lejos del arma, y recogió el cuchillo, decidiendo llevarlo con ella por precaución.
Mientras tanto, en otro lugar de la casa, Ranma buscaba a Akane, llamándola en voz baja. Escuchó una respuesta desde la sala, y cuando se acercó, la vio acurrucada en una esquina, temblando ligeramente. Su rostro estaba pálido y su mirada era de puro terror.
—¿Qué pasó? ¿Por qué gritaste? —le preguntó Ranma, visiblemente preocupado.
—Al momento en que se fue la luz, escuché algo... como si alguien hubiera entrado a la casa —respondió Akane, apenas en un susurro, abrazándose a sí misma.
Ranma frunció el ceño, dudando entre ir a investigar o quedarse con ella. Aun así, intentó calmarla.
—Está bien, quédate aquí y yo voy a buscar...
Antes de que pudiera terminar su frase, Akane se aferró a su brazo.
—No me dejes sola, Ranma... —le rogó con un temblor en su voz.
Justo en ese momento, Akane estornudó sin querer, y Ranma, sin poder controlarlo, la rodeó con los brazos en un abrazo. Ambos se quedaron congelados por un instante. Ranma se apartó, incómodo, pero suspiró y accedió a su petición.
—De acuerdo, no te dejaré sola. Vamos a ver qué ocurre —dijo, intentando sonar calmado, aunque su propia voz traicionaba un leve nerviosismo.
Ambos avanzaron juntos, explorando cada rincón de la planta baja. El ambiente estaba en silencio total, cada sonido parecía amplificarse y sus sombras se movían de forma extraña con el parpadeo ocasional de las luces de la calle que entraban por las ventanas. Finalmente, llegaron al pie de las escaleras y decidieron subir al segundo piso, donde esperaban encontrar el origen de los ruidos.
Mientras avanzaban por el pasillo, un crujido proveniente del baño les hizo detenerse. El sonido era suave, pero en la quietud de la casa, sonó fuerte y claro. Ambos se miraron, intentando armarse de valor.
—De acuerdo, vamos a ver qué hay ahí —dijo Ranma, tragando saliva.
Se acercaron a la puerta del baño, y Ranma la abrió con cautela. La puerta se movió lentamente, haciendo un leve rechinido que incrementó la tensión del momento. Dentro, vieron la cesta de la ropa sucia volcada en el suelo, con las prendas esparcidas alrededor. La ropa parecía moverse por sí sola, como si algo estuviera debajo, causando que Akane se aferrara con más fuerza al brazo de Ranma.
—¿Q-qué es eso? —murmuró Akane, con un tono de alarma.
Ranma avanzó despacio, y cuando se inclinó para observar de cerca, algo pequeño y peludo saltó hacia él, aterrizando en su cara. Ranma y Akane gritaron al unísono, y él trató de quitárselo de encima mientras daba varios pasos hacia atrás.
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Reencarne en Ranma 1/2
Teen Fiction**Mi Vida en el Mundo de Ranma** Nunca pensé que mi vida tomaría un giro tan extraño, pero aquí estoy, renacida como la hermana gemela de Akane Tendo en el alocado mundo de *Ranma ½*. Mi vida anterior, llena de éxitos en el mundo de las inversiones...