Capítulo 19

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Desde la competencia de patinaje, Ranma y Hitomi habían evitado hablar de lo sucedido entre ellos. Aunque el ambiente estaba un poco tenso, todo seguía su curso normal para la familia Tendo, al menos en apariencia. Hitomi mantenía su distancia, no queriendo complicar más las cosas entre ella y Ranma. Akane no parecía haber notado nada fuera de lo común, y la vida en la casa transcurría con la habitual rutina caótica.

En la comida, como de costumbre, Ranma y Genma estaban enfrascados en su típica batalla por la comida, compitiendo por el último bocado. Golpes, gritos, y una constante lucha por quién se quedaría con el último pedazo de sushi llenaban el comedor.

Hitomi (mirando con una sonrisa leve) — Nunca cambian…

Justo en ese momento, el sonido de la puerta resonó por toda la casa. Kasumi, siempre dispuesta, fue la primera en levantarse para atender a la visita. Lo que no esperaban era que al abrir la puerta, un hombre alto, con orejas largas y puntiagudas, irrumpiera en la casa, buscando a Ranma con entusiasmo.

Hombre — ¡Ranma Saotome! ¡Al fin te encuentro!

El extraño hombre se lanzó hacia Ranma, abrazándolo con fuerza, mientras este lo miraba completamente perplejo.

Hombre — ¡Hijo mío! ¡Al fin te veré casado!

Ranma, con una expresión de confusión absoluta, trató de zafarse del abrazo del desconocido.

Ranma — ¡Oye, oye, espera! ¿Quién eres tú?

El hombre, con una sonrisa orgullosa, se enderezó y proclamó:

Hombre — ¡Soy el padre de tu futura esposa! ¡Puedes llamarme papá, porque te casarás con mi hija, Kaori!

En ese momento, una joven mujer vestida de blanco, elegantemente adornada con una tiara, apareció detrás del hombre. Sonreía tímidamente mientras se acercaba al grupo, haciendo una pequeña reverencia.

Kaori — Ranma-sama… es un honor conocerte al fin.

Ranma, completamente abrumado, volvió su mirada hacia su padre, quien se había deslizado hasta una esquina de la habitación, escondido tras un jarrón.

Ranma — ¡Viejo! ¿Qué está pasando aquí?

Genma, con una expresión de vergüenza, fue arrastrado de su escondite y llevado al centro de la sala por Soun Tendo, quien le exigía una explicación.

Genma (sudoroso) — Ehhh… bueno… verás, Ranma…

Ranma (enojado) — ¡Habla ya!

Genma — Hace mucho tiempo, cuando tu madre y yo estábamos de viaje… nos quedamos sin provisiones. Estábamos perdidos en medio de la nada y entonces… acepté un pequeño intercambio por un plato de arroz y unos pepinillos.

Ranma (sorprendido) — ¿Qué clase de intercambio?

Genma — ¡Bueno! ¡Intercambié tu mano en matrimonio con la hija de este señor!

El silencio que siguió fue denso. Ranma lo rompió rápidamente.

Ranma — ¡¿Qué hiciste qué?! ¡Todo por unos pepinillos!

Hitomi, que hasta ese momento había permanecido callada observando desde el fondo de la sala, dejó escapar un suspiro al ver que otro compromiso arreglado salía a la luz. Justo cuando Ranma estaba a punto de explotar, el señor se acercó más, intentando llevarse a Ranma con él.

Hombre — ¡Vámonos, Ranma! Es hora de cumplir con el acuerdo. Kaori y tú tienen un futuro brillante por delante.

Pero Soun Tendo, siempre preocupado por la imagen de la familia, intervino rápidamente.

Soun — ¡Un momento, un momento! ¡Ranma ya está comprometido con mi hija, Hitomi!

El silencio que siguió fue aún más incómodo. El hombre, con una expresión de sorpresa, volteó a ver a Hitomi, quien ahora se encontraba en el centro de la atención.

Hombre — ¿Tú eres la prometida de Ranma? Dime, jovencita, ¿estás enamorada de él? ¿Aceptas este compromiso?

Hitomi quedó en shock por la pregunta directa. Antes de que pudiera responder, Ranma, intentando calmar la situación, levantó la mano.

Ranma — No, no, no. Yo no acepto este compromiso. Ya estoy comprometido, y no quiero más problemas. ¿No hay otra forma de resolver esto?

El hombre, algo decepcionado, pero siempre dispuesto a negociar, asintió con la cabeza.

Hombre — Bueno… supongo que podríamos resolver esto de otra manera. Si ambas prometidas están dispuestas, podemos hacer una competencia. La ganadora será la que se quede con tu mano, Ranma.

Ranma (nervioso) — ¿Una competencia? ¿Qué clase de competencia?

El hombre sacó un volante brillante de su bolsillo y lo sostuvo en el aire con orgullo.

Hombre — ¡Una competencia de sopas! Es simple: será una carrera de repartidor. Además, el ganador recibirá una dotación de sopa gratis por un año.

Ranma no pudo evitar llevarse una mano a la frente, suspirando ante la ridiculez de la situación. Mientras tanto, Hitomi trataba de procesar lo que estaba ocurriendo. Por un lado, no quería pelear por Ranma, pero sabía que si no hacía algo, la situación podría empeorar.

Soun — ¡Perfecto! Será una competencia justa.

Ranma — ¡No estoy de acuerdo con esto! ¡No soy un premio!

El hombre ignoró los gritos de Ranma, insistiendo en la idea de la competencia.

Hombre — Entonces, ¿están listas para la competencia, señoritas? Hitomi, Kaori… la batalla está servida.

Hitomi, sintiendo la presión, miró a Ranma por un momento, quien la observaba con una mezcla de incomodidad y súplica. A pesar de todo, había una parte de ella que no quería ver a Ranma atrapado en otro compromiso, y si eso significaba participar en una competencia, entonces lo haría.

Hitomi — Está bien. Acepto el desafío.

Kaori, con una sonrisa dulce pero competitiva, también asintió.

Kaori — Yo también. Si gano, seré la mejor esposa, Ranma.

La familia Tendo y el extraño hombre de las orejas largas acordaron entrar a la competencia de repartidor de sopa, que se llevará al día siguiente. Mientras tanto, Genma trataba de mantenerse fuera del alcance de Ranma, quien seguía indignado por el compromiso que su padre había arreglado años atrás.

Reencarne en Ranma 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora