Capítulo 49

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Hitomi, al ver a Ranma en el escenario, comprendió de inmediato el porqué de sus acciones. Sabía, desde el día que llegó a este mundo, lo importante que era para él resolver su maldición. Lo que la desconcertaba no era tanto el hecho de que participara en una obra de teatro para ganarse un viaje a China, sino la intensidad con la que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso algo tan humillante como besar a Kuno frente a todos.

Ese beso, aunque breve y parte de una actuación, despertó algo en Hitomi que no había querido enfrentar: el miedo a perder a Ranma por su deseo de liberarse de la maldición. ¿Qué pasaría si tuviera que elegir entre ella y esa oportunidad? La pregunta la atormentaba. Sabía que antes habría pensado que la respuesta era obvia, que Ranma la elegiría a ella. Pero ahora, después de verlo en el escenario, todo parecía menos claro.

Incapaz de soportar la confusión y el dolor que se agitaban en su pecho, Hitomi se levantó de su asiento. Sin mirar atrás, caminó hacia la salida. En el camino, se cruzó con Kasumi, quien notó la seriedad en el rostro de Hitomi. La mayor de las hermanas no dijo nada, solo una frase suave:

Kasumi: "Cuídate, Hitomi."

Hitomi apenas respondió, un murmullo bajo mientras pasaba a su lado.

Una vez fuera de la escuela, se sintió un poco más libre, pero sus pensamientos seguían enredados alrededor de Ranma. Su mente no dejaba de preguntarse qué haría si en algún momento Ranma tuviera la oportunidad de regresar a China, pero eso significara sacrificar su relación. Antes, la respuesta le habría parecido evidente: él nunca la dejaría. Pero ahora, esa seguridad se desvanecía con cada paso que daba.

No quería volver a casa. No podía enfrentarse a Ranma en ese estado emocional. Si lo hacía, sabía que las palabras saldrían mal, que todo se complicaría aún más. Pensó en ir a algunos de los lugares que solía frecuentar, pero la idea de estar rodeada de gente la agotaba. Entonces, decidió ir al río, un lugar tranquilo y solitario, uno al que siempre había querido ir pero al que nunca se había tomado el tiempo de visitar.

El sonido del agua corriendo a lo largo del cauce le proporcionó un breve alivio, aunque no era suficiente para acallar el torbellino en su mente. Se sentó en la orilla, abrazando sus rodillas y observando cómo las estrellas comenzaban a brillar en el cielo. Quería encontrar la paz en ese momento, pero su mente seguía regresando a la escena del teatro, a la forma en que Ranma había luchado por ese papel, por ese viaje.

De repente, sus pensamientos fueron interrumpidos por un grupo de chicos molestando a otro en la distancia. Hitomi observó cómo arrojaban la cámara del chico al río y luego intentaban quitarle las gafas. La escena le resultó extrañamente familiar, recordándole su vida pasada, cuando había presenciado acosos similares. Algo en ella hizo clic, una frustración acumulada que necesitaba liberar.

Sin pensarlo mucho, se levantó de golpe y corrió hacia los chicos. Su entrenamiento con Ranma le había dado destreza y fuerza, habilidades que usó con precisión. En cuestión de minutos, los matones estaban en el suelo, sorprendidos por su habilidad en las artes marciales. Al darse cuenta de que no podrían ganar, huyeron rápidamente, dejando al chico solo.

El chico, que seguía buscando a tientas sus gafas, no había notado del todo lo que había pasado. Hitomi las encontró en el suelo y se las entregó.

Hitomi: "Aquí tienes."

El chico, con una sonrisa agradecida, se las puso y parpadeó para enfocarse.

Chico: "Gracias… no sé qué habría hecho sin ellas."

Sin más, el chico se dirigió al río, sumergiéndose parcialmente para buscar su cámara. Tras unos momentos de esfuerzo, logró recuperarla. Aunque estaba empapada, parecía que aún funcionaba. Al comprobarlo, sonrió de oreja a oreja, una expresión tan pura que Hitomi se sorprendió a sí misma al sonreír también.

Reencarne en Ranma 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora