Capítulo 18

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La tensión en el ambiente era palpable, casi tangible. Las luces brillaban sobre la pista de patinaje, reflejándose en el hielo como si el escenario fuera un campo de batalla. Desde las gradas, Akane observaba preocupada, sus ojos clavados en Ranma y Hitomi. Sabía que la competencia no sería fácil, pero la creciente cercanía entre ellos dos la tenía aún más intranquila. Aunque no lo expresara abiertamente, una pequeña parte de su corazón empezaba a dudar de todo.

Akane (pensando) — ¿Podrán seguir con esto? Ranma parece lastimado… y Hitomi, ella parece distraída. ¿Qué está pasando entre ellos dos?

Mientras tanto, Hitomi seguía arrodillada junto a Ranma, mirando con culpa el estado en el que él estaba. Se sentía responsable, como si fuera su culpa que Ranma hubiera sido herido en primer lugar. Pero justo cuando sus pensamientos la arrastraban a la autocompasión, sintió cómo la mano de Ranma apretaba la suya.

Ranma (en voz baja, con una sonrisa) — Estoy bien. No te preocupes.

Ese simple gesto, esa pequeña señal, fue suficiente para que Hitomi supiera que Ranma no se iba a rendir. Aunque estuviera herido, aunque la competencia fuera difícil, él iba a seguir adelante. Se levantó con dificultad, listo para continuar. Sin embargo, justo en ese momento, una gran manta cayó sobre ellos, cubriéndolos por completo.

Hitomi (sorprendida) — ¡¿Qué es esto?!

Cuando se deshizo de la manta, se dio cuenta de que Ranma ya no estaba a su lado. En su lugar, dentro de la pista de patinaje, ahora estaba ella… y Ryoga. Desde afuera, Ranma, confuso y molesto, le gritaba desde las gradas.

Ranma (frustrado) — ¡¿Qué demonios estás haciendo, Ryoga?!

Ryoga, con su clásica expresión desafiante, le respondió mientras se acomodaba en la pista.

Ryoga — ¡Voy a ganar esta competencia yo mismo! No pienso dejar mi destino en tus manos, Ranma. ¡Esto lo haré solo!

Hitomi (extrañada) — Ryoga... ¿Sabes patinar, cierto?

Ryoga, visiblemente nervioso ante la pregunta, tartamudeó una respuesta.

Ryoga — Ehh... bueno… desde que me convertí en Pechan no he tenido muchas oportunidades de practicar…

Hitomi suspiró profundamente, llevándose una mano a la frente.

Hitomi (en tono irónico) — Genial, Ryoga. No fue muy inteligente de tu parte reemplazar a Ranma si no sabes patinar.

Al menos, con Ryoga en la pista, Hitomi pudo desviar un poco su atención de Ranma y concentrarse en la competencia. Aunque Ryoga no fuera el mejor compañero, su presencia cambió la dinámica lo suficiente como para que Hitomi pudiera pensar con más claridad.

El público, sin embargo, no estaba tan satisfecho con el cambio repentino. Se escuchaban murmullos y quejas en las gradas, especialmente por el hecho de que Ryoga no estaba vestido adecuadamente para la competencia. Eso llevó a un pequeño descanso, durante el cual Hitomi y Ryoga tuvieron que cambiarse rápidamente de ropa para cumplir con las reglas.

Cuando volvieron a la pista, Mikado los esperaba con una sonrisa arrogante en su rostro.

Mikado — Entonces, ¿están listos para continuar? No es que importe mucho. Ya saben cómo terminará esto…

Ryoga, en su típica actitud desafiante, se cruzó de brazos y lo miró con frialdad.

Ryoga — Claro que estamos listos. Esta vez, te derrotaré yo mismo.

Hitomi, por su parte, analizaba sus posibilidades. Aunque la situación con Ryoga complicaba un poco las cosas, al menos ahora podía pensar con la cabeza más fría. Recordó que en el anime, una forma de desestabilizar a Azusa era mencionarle a Pechan, así que decidió aprovechar eso.

Hitomi (pensando) — Si puedo distraer a Azusa con lo de Pechan, al menos podemos equilibrar un poco la pelea. Aunque Ryoga no sepa patinar, quizá podamos sobrevivir a este enfrentamiento.

Justo cuando Hitomi estaba elaborando su estrategia mental, Mikado hizo un comentario que desató el caos.

Mikado (en voz alta, provocador) — Por cierto, Hitomi. Este encuentro no terminará hasta que te haya besado.

El público reaccionó de inmediato. Un grito de indignación surgió desde las gradas. Akane, furiosa, se levantó de su asiento y gritó con todas sus fuerzas.

Akane — ¡Infeliz! ¡Ni se te ocurra tocar a mi hermana!

Hitomi, por su parte, solo suspiró internamente, pensando en lo infantil que era Mikado. Sin embargo, lo que la desconcertó por completo fue lo que sucedió a continuación.

Ranma (gritando desde las gradas) — ¡No te atrevas a tocar a mi prometida, Mikado! ¡Solo yo puedo hacerlo!

El alboroto en la pista se intensificó. Todos en las gradas comenzaron a murmurar, sorprendidos por las palabras de Ranma. Akane se quedó boquiabierta, sin poder creer lo que acababa de escuchar. Hitomi, por su parte, volteó lentamente a ver a Ranma, tratando de procesar lo que acababa de decir.

Hitomi (pensando) — ¿Cómo puede decir algo así… sin dudar? ¿Tiene idea de lo que acaba de provocar?

El caos seguía creciendo a su alrededor, pero Hitomi apenas podía escuchar el ruido. Todo su mundo parecía haberse reducido a las palabras de Ranma y el desconcierto que sentía en ese momento. ¿Por qué había dicho algo así? ¿Realmente sentía eso? ¿O solo había sido un impulso imprudente?

Ryoga, que no había captado el significado de lo que estaba pasando, se giró hacia Hitomi, ajeno a la tormenta emocional que se desataba en su interior.

Ryoga — Bueno, ¿vamos a terminar esta competencia o qué?

Hitomi parpadeó, intentando volver a concentrarse en la realidad. Tenía que dejar de pensar en las palabras de Ranma y enfocarse en la competencia. No podía permitirse ser arrastrada por sus emociones en ese momento.

Hitomi — Sí, sigamos con esto.

El enfrentamiento continuó. Mikado, claramente encantado con el caos que había desatado, aprovechó la distracción para atacar a Ryoga. Aunque Ryoga no era el mejor patinador, su fuerza y resistencia compensaban su falta de habilidad en el hielo. Mientras tanto, Hitomi mantenía a Azusa a raya, utilizando su mención de Pechan para desestabilizarla y provocar errores en su técnica.

A pesar de las dificultades, Hitomi y Ryoga lograron mantenerse firmes. Ryoga, aunque torpe, se adaptaba rápidamente y comenzaba a coordinarse mejor con Hitomi. Sin embargo, la tensión seguía ahí, latente, como un hilo invisible entre Hitomi y Ranma. Cada vez que Hitomi lo miraba desde la pista, su mente regresaba a sus palabras, a ese "solo yo puedo hacerlo" que la seguía atormentando.

Finalmente, después de un largo y arduo enfrentamiento, Hitomi y Ryoga lograron una victoria inesperada. El público estalló en aplausos, pero Hitomi apenas podía disfrutar el triunfo. Sus pensamientos estaban muy lejos de la pista de patinaje, sumidos en la confusión de sus sentimientos hacia Ranma.

Mientras salían de la pista, Hitomi miró de reojo a Ranma, quien la observaba desde las gradas, todavía sin entender del todo las implicaciones de lo que había dicho. Ella suspiró, sabiendo que, tarde o temprano, tendrían que hablar de lo que estaba sucediendo entre ellos. Pero por ahora, lo único que podía hacer era esperar.

Reencarne en Ranma 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora