Por su parte, Hitomi salió de la tienda con las cosas que Kasumi le había pedido y decidió tomar un desvío hacia el río para despejarse un poco antes de volver a casa. Al llegar, se sorprendió al ver a Sebastián, el chico al que había ayudado el día anterior. Estaba sentado cerca del agua, cámara en mano, cuando la vio pasar.
—¡Hey, Hola! —la saludó con entusiasmo, agitando una mano—. No esperaba verte por aquí.
Hitomi, aunque fue una coincidencia, no quiso decírselo al verlo tan contento. No quería arruinar el momento, así que le devolvió una sonrisa ligera.
—Solo estaba dando una vuelta —dijo, intentando mantener su habitual calma.
Sebastián, animado, señaló su cámara con orgullo.
—He tomado algunas fotos nuevas hoy. ¿Te gustaría verlas?
Antes de que Hitomi pudiera responder, recordó lo que había pasado el día anterior con los chicos que lo molestaban. Era algo que la inquietaba, así que aprovechó la ocasión para preguntar.
—¿Te han vuelto a molestar los chicos de ayer?
Sebastián negó con la cabeza rápidamente, su expresión se suavizó.
—No, para nada. Desde esta mañana no los he visto, y creo que después de lo que hiciste, ya no se atreverán a acercarse.
Hitomi asintió, satisfecha de que al menos eso se hubiera resuelto. Ya estaba a punto de despedirse, pero Sebastián, con su contagiosa energía, comenzó a hablar de manera tan cálida y entusiasta que Hitomi, sin darse cuenta, se encontró sentándose a su lado.
A medida que la conversación fluía, Hitomi se sentía más cómoda. Sebastián era fácil de hablar y, aunque ella no solía conectarse emocionalmente con otros de forma rápida, su compañía no le resultaba incómoda.
En un momento de la charla, Hitomi se animó a preguntarle algo que había estado rondando en su mente desde que lo conoció.
—¿Por qué estudias fotografía?
Sebastián se tomó un segundo antes de responder. Bajó un poco la mirada, pensativo, y luego, con un tono más suave, explicó.
—Desde que era pequeño, he tenido problemas con la vista. Cuando finalmente me dieron gafas, fue como si viera el mundo de nuevo, pero de una manera completamente distinta. La claridad de los detalles, los colores... Todo parecía nuevo. La fotografía me permite capturar esa belleza que a veces se pierde a simple vista, como si cada imagen fuera una nueva forma de ver lo que normalmente damos por sentado. Es mi forma de no perderme nada de lo que antes no podía ver bien.
Hitomi lo miró, impresionada. No esperaba una respuesta tan profunda, y de alguna manera, ver a Sebastián bajo esa luz nueva la hizo sentir algo diferente. Había algo en la forma en que él veía el mundo, literal y figurativamente, que la cautivó un poco. La pasión en su voz, la forma en que sus ojos brillaban al hablar de su arte... Era algo que no había visto en muchos, y eso la conmovió más de lo que esperaba.
Sebastián, dándose cuenta de que Hitomi lo estaba observando detenidamente, se sonrojó visiblemente, bajando la mirada y volviendo a ajustar sus gafas con nerviosismo.
—Lo siento, no quería sonar tan... intenso —dijo tímidamente, claramente apenado por haber hablado tanto.
Hitomi, por su parte, sonrió levemente, algo que no hacía muy a menudo, pero que en ese momento le salió de manera natural.
—No te preocupes —respondió—. Es agradable escucharte hablar de algo que te apasiona tanto.
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Reencarne en Ranma 1/2
Teen Fiction**Mi Vida en el Mundo de Ranma** Nunca pensé que mi vida tomaría un giro tan extraño, pero aquí estoy, renacida como la hermana gemela de Akane Tendo en el alocado mundo de *Ranma ½*. Mi vida anterior, llena de éxitos en el mundo de las inversiones...