Capítulo 42

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Después de encontrar el jarrón azul, Ranma, Ryoga y Hitomi decidieron llevarlo a la abuela de Shampoo para ver si ella podía arrojar algo de luz sobre el misterioso objeto. Llegaron rápidamente al Cat Café, donde la abuela Cologne los esperaba sentada en una mesa con su bastón en la mano.

Cologne: —Así que han encontrado uno de los tres jarrones, ¿eh? —dijo, examinando el jarrón azul con interés.

Ranma: —¿Tres jarrones? ¿Qué quieres decir? —preguntó, tratando de ocultar su emoción.

Cologne: —Cada jarrón tiene un color distinto: azul, rojo y amarillo. Cuando se reúnen los tres, se revela el camino hacia el verdadero manantial del hombre ahogado. —Explicó mientras dejaba el jarrón con cuidado sobre la mesa.

Ryoga: —¡¿Entonces sólo necesitamos encontrar los otros dos?! —exclamó con entusiasmo, pero su expresión cambió al darse cuenta de la dificultad de la tarea.

Cologne: —Sí, pero no es tan sencillo. Cada jarrón está oculto y protegido por diferentes barreras. Sin embargo, este jarrón azul contiene una pista sobre el próximo. —Dijo, señalando unos pequeños caracteres inscritos en la base.

Ranma y Ryoga se inclinaron para ver, pero no entendieron nada.

Ranma: —¡Esto es chino antiguo! No entiendo ni una palabra…

Hitomi, mientras tanto, se sentó en una esquina con una taza de té en la mano, acariciando a Mousse en su forma de pato. Mousse, contento, graznaba suavemente mientras ella le rascaba la cabeza.

Cologne: —Denme un momento para descifrar esto. Necesito algo donde escribir.

Shampoo, quien había estado observando en silencio, corrió a buscar papel y un bolígrafo. Mientras tanto, Ranma se paseaba nerviosamente de un lado a otro, mirando a Cologne con impaciencia.

Hitomi: (Esto podría llevar un tiempo… Será mejor que me relaje.) —pensó, dándole a Mousse un pequeño pan chino que había comprado en el camino.

Cuando Cologne finalmente terminó de descifrar la inscripción, alzó la vista y sonrió.

Cologne: —¡Aquí está! Aquí esta la siguiente dirección del jarrón.

Ranma: —¡Bien! ¡¿Vámonos Hitomi?! —exclamó, emocionado.

Shampoo, molesta, arrebató el papel de las manos de la abuela. —¡No, ven conmigo, Ranma!

Ranma: —¡Dámelo! —dijo, quitándole el papel y corriendo hacia la puerta—. ¡No perderé tiempo!

Ryoga, confuso pero decidido, lo siguió de cerca. —¡No te dejaré ir solo, Ranma!

Shampoo: —¡Ranma, espera! —gritó, corriendo tras ellos.

En la confusión, Mousse, aún en su forma de pato, se quedó un momento observando a Hitomi mientras todos los demás desaparecían en la distancia. Voló hacia ella, graznando frenéticamente.

Mousse (en pato): —¡Cuac, cuac! (¡Nos van a dejar atrás!)

Hitomi, sonriendo, se levantó con calma. —Tranquilo, Mousse. Sé exactamente dónde está el siguiente jarrón. —Dijo, señalando en dirección opuesta a la que habían tomado los demás—. Hay un atajo hacia la casa de Kuno. Ven conmigo, ¿quieres?

Mousse, aunque algo confundido, decidió seguirla. Juntos, caminaron por calles menos transitadas, disfrutando de la tranquilidad del paseo. Hitomi compró un par de panes chinos en una tienda cercana y le ofreció uno a Mousse.

Hitomi: —Aquí tienes, Mousse. Debes tener hambre después de todo esto.

Mousse, aún en su forma de pato, aceptó el pan con entusiasmo, graznando agradecido.

Reencarne en Ranma 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora