El misterio del cerdito negro.
Después del accidentado combate con Ryoga y el desafortunado incidente con el cabello de Akane, la casa Tendo parecía volver a la normalidad. Sin embargo, Hitomi, que siempre estaba más atenta de lo que los demás notaban, sabía que el conflicto entre Ryoga y Ranma aún no había terminado. Y su intuición resultó ser correcta.
Una noche, bajo una intensa lluvia, Ryoga regresó al dojo Tendo con la intención de retar nuevamente a Ranma. La tormenta lo empapó antes de que pudiera llegar, y como era de esperarse, el agua fría lo transformó en el cerdito negro, su forma maldita. Vagando sin rumbo por el jardín del dojo, Ryoga, convertido en un pequeño y adorable cerdito, buscaba refugio del clima. Hitomi, que estaba despierta trabajando en sus estudios, escuchó el débil sonido de pequeños pasos en el pasillo. Al asomarse, vio al cerdito negro, empapado y temblando. Pero no fue necesario que Hitomi se lo pensara dos veces para resguardo lo del frío.
Mientras la lluvia caía con fuerza afuera, Hitomi observaba al pequeño cerdito negro dormitando en un cojín junto a la ventana. Parecía una escena normal, una chica cuidando de una mascota, pero Hitomi sabía la verdad. El cerdito no era otro que Ryoga, transformado por el agua fría. Aunque Ryoga intentaba mantener su identidad en secreto, no era difícil para ella juntar las piezas. Sabía que detrás de esa apariencia tierna y vulnerable estaba uno de los rivales más constantes de Ranma.
Hitomi había decidido cuidar de él hasta que las lluvias cesaran. Lo cubrió con una pequeña manta y le ofreció algo de comida, observando cómo se acomodaba con un suave gruñido. Aunque el cerdito parecía tranquilo, Hitomi no podía evitar imaginar lo incómodo que debía sentirse Ryoga en esa situación.
Ranma, mientras tanto, había comenzado a sospechar. Había notado la ausencia repentina de Ryoga y la extraña coincidencia con la aparición del cerdito. Una tarde, mientras observaba al pequeño animal comiendo, Ranma fruncie el ceño, cruzándose de brazos.
Ranma (susurrando para sí mismo): "Esto no puede ser solo una coincidencia..."
Se acercó lentamente, inclinándose hacia el cerdito, que lo miró con una mezcla de sorpresa y nerviosismo.
Ranma (en tono acusador): "Sabes, cerdito, me recuerdas mucho a alguien. Alguien que parece desaparecer cada vez que tú apareces..."
El cerdito emitió un leve gruñido, intentando esconderse bajo la manta, pero Ranma no estaba dispuesto a dejarlo pasar.
Ranma (con una sonrisa burlona): "Oh, no te escondas ahora. Creo que ya sé lo que está pasando aquí."
Ranma había descubierto la verdad. No era difícil para alguien como él, que había visto tantas transformaciones extrañas.
Ranma tomó un balde de agua caliente, dispuesto a revelar la verdad de una vez por todas. Antes de que pudiera hacer algo Ryoga, vertió el agua sobre él, y en cuestión de segundos, Ryoga apareció, avergonzado y cubierto con la manta.
Ryoga (enrojecido, evitando el contacto visual): "Yo... bueno... esto es más complicado de lo que parece..."
Ranma (cruzando los brazos, satisfecho): "Sabía que no podías engañarme por mucho tiempo, Ryoga."
Antes de que algunos de los dos hablara aparece Hitomi en el cuarto para tomar su mochila. Ranma estaba decidido en hablar con ella después de clases.
Después de clases, decidió hablar con Hitomi sobre ello.
Ranma: (acercándose con una expresión seria) Oye, Hitomi, ese cerdito... ¿sabes que es Ryoga, verdad?Hitomi, que estaba en su habitación secando al cerdito después de otra tormenta, lo miró sin inmutarse.
Hitomi: (tranquila) Claro que lo sé. Lo supe desde el primer día que lo encontré. Pero decidí cuidarlo hasta que terminara la temporada de lluvias. Ranma se quedó sorprendido por la calma con la que Hitomi lo decía. Sabía que ella era una persona tranquila y serena, pero no esperaba que estuviera tan consciente de la situación.
Ranma: (perplejo) ¿Entonces... lo has estado cuidando todo este tiempo sabiendo que es Ryoga? No pensé que... bueno, que estarías tan de acuerdo con todo esto.
Hitomi: (sonriendo suavemente mientras acaricia al cerdito) No es su culpa estar atrapado en esta situación. Mientras dure la lluvia, no puede hacer mucho por sí mismo. Además, le he tomado cariño. Pero sé que eventualmente tendrá que irse.
Akane, por otro lado, había quedado encantada con el pequeño cerdito y, en más de una ocasión, le había sugerido a Hitomi que se lo quedara.
Akane: (riendo mientras acariciaba al cerdito) Hitomi, deberías quedártelo. ¡Es tan lindo! Además, parece que te tiene mucho cariño. Hitomi, sin embargo, sabía que no podía hacer eso. Aunque Ryoga disfrutaba de la amabilidad y el cariño que recibía en la casa, no podía quitarle su libertad.
Un día, mientras estaban en el jardín, le respondió a Akane.
Hitomi: (con voz firme pero amable) No puedo quedármelo, Akane. No es justo arrebatarle su libertad. Él tiene su propio camino, y si decide quedarse o irse, siempre será bienvenido aquí, pero debe ser su decisión.
Ryoga, aún en su forma de cerdito, escuchaba atentamente las palabras de Hitomi. Aunque no podía hablar, sentía una profunda gratitud por su amabilidad y comprensión. En el fondo, sabía que no podía quedarse para siempre, por muy bien que lo trataran. Tenía que regresar a su forma humana, entrenar y seguir con su propósito de enfrentar a Ranma.Con el sol finalmente rompiendo las nubes grises y el sonido de la lluvia desapareciendo, la casa Tendo recuperaba poco a poco su tranquilidad. Después de días de tormentas y cielos oscuros, todo comenzaba a volver a la normalidad. Sin embargo, Hitomi notó algo diferente aquella mañana. El pequeño cerdito negro, o más bien, Ryoga, ya no estaba.
Al entrar en su habitación, se dio cuenta de una pequeña pañoleta verde descansando sobre su almohada, doblada con cuidado. Hitomi la tomó entre sus manos, reconociéndola al instante. Era una señal silenciosa de despedida. Sonrió con nostalgia, sabiendo que Ryoga había tomado su decisión.
Hitomi (susurrando para sí misma): "Sabía que no se quedaría mucho tiempo..."
Era típico de Ryoga desaparecer sin decir una palabra, siempre siguiendo su propio camino, a menudo perdido pero determinado a continuar. Durante su tiempo en la casa Tendo, Hitomi había aprendido mucho sobre él. Detrás de la fachada del guerrero fuerte y obstinado, había un alma solitaria, alguien que no quería ser una carga para los demás.
Mientras observaba la pañoleta en sus manos, Hitomi recordó los momentos tranquilos que compartieron, aquellos días en los que Ryoga, a pesar de sus sentimientos no expresados, encontró consuelo en la compañía de otros.
Hitomi (pensando): "Sé que volverás, Ryoga... ya sea como el eterno rival de Ranma o como un amigo."
Sabía que no era un adiós definitivo. Ryoga siempre encontraba su camino, incluso si tomaba rutas inesperadas o tardaba más de lo que debería. Ella confiaba en que sus caminos se cruzarían de nuevo, tal vez bajo mejores circunstancias.
Mientras colocaba la pañoleta en su escritorio, Hitomi miró por la ventana, hacia el cielo despejado. El sol brillaba con fuerza, y en su interior, sentía que esta despedida no era más que un nuevo comienzo.
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Reencarne en Ranma 1/2
Novela Juvenil**Mi Vida en el Mundo de Ranma** Nunca pensé que mi vida tomaría un giro tan extraño, pero aquí estoy, renacida como la hermana gemela de Akane Tendo en el alocado mundo de *Ranma ½*. Mi vida anterior, llena de éxitos en el mundo de las inversiones...