FIN DE ACTO II

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❝ Solo quiero ser tu...
favorito. ❞

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Seungmin nunca había sido el tipo de persona que tomara decisiones impulsivas.

Era reflexivo, calculador, siempre el más equilibrado entre sus amigos, solo tenía su lado un poco alocado por las fiestas, persiguiendo la sensación de adrenalina que no tendría al dormir por cien años —aunque todos dijeran que era impulsivo—. Pero aquella noche, en la Fiesta de Coronación, todo eso cambió. Tal vez fue la champaña que había bebido —una copa de más, lo admitía— o quizás fue la conversación que había tenido con Jeongin antes de entrar a la fiesta, que había dejado una sensación incómoda en su pecho, como una espina que no podía quitarse.

«—Eres mi mejor amigo —Jeongin le dijo—. Nunca lo olvides.»

Seungmin se sintió terriblemente mareado al verlo junto a HyunJin, incluso, mucho peor al haber enviado a Bangchan justo donde ellos dos se escondían.

Y mientras la culpa lo carcomía por dentro, se topó con la peor profesora de todo el instituto, aquella que hasta el mismo White le tenía pavor. Seungmin la había encontrado justo cuando estaba empezando a disfrutar de la fiesta, sintiéndose algo más relajado después de la intensa búsqueda del verdadero Libro de Cuentos Legendarios. La anciana había estado allí, con su presencia imponente y misteriosa, observando las imágenes proyectadas en la gran pantalla, mientras antiguos héroes y villanos de la antigua generación desfilaban en las sombras del proyector, compartiendo recuerdos de sus días escolares.

—Madam Yaga —la voz de Seungmin sonaba algo insegura cuando se le acercó. Estaba acostumbrado a lidiar con realeza, pero siempre le había costado un poco acercarse a los personajes que, como ella, parecían flotar en una especie de moral ambigua, entre el bien y el mal—. ¿Puedo preguntarle algo?

La bruja lo miró con una mezcla de curiosidad y paciencia. Su sonrisa era tenue, casi ausente, mientras asentía lentamente, permitiendo que él continuara. Seungmin notó cómo sus ojos se dirigían a las imágenes proyectadas, deteniéndose en una que, para su sorpresa, le resultaba extrañamente familiar, era un cuarto... muy parecido al de Jeongin.

—¿Quiénes son ellas? —preguntó, su voz un poco más firme mientras señalaba la imagen.

Allí, una joven se veía inclinada, ocultando algo bajo una alfombra, mientras otra la observaba con una sonrisa que parecía inocente.

—Ah, esas dos... —Madam Yaga entrecerró los ojos, como si intentara ver más allá de la imagen, mientras sus labios se curvaban en una mueca de resignación—. La Reina Malvada y Caperucita Roja. Fue una amistad extraña... compleja. Las cosas no siempre fueron tan claras como se cuentan ahora.

Erase una vez || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora