❝ Dónde Jeongin es el hijo de Blancanieves, y HyunJin, el hijo de la Reina Malvada, lo corrompe. ❞
ㅤ☪︎⠀𖫲 HyunIn - Top HyunJin - Jeongin Bottom. Breve mención de otros ships
ㅤ☪︎⠀𖫲 Angst, NSFW, Temas delicados, Fantasía
ㅤ☪︎⠀𖫲 Historia...
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❝ Could you be the devil, could you be an angel. ❞
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—Te veré más tarde. ¡Tengo una cena con Christopher!
La puerta del dormitorio se cerró con un suave "clic" detrás de HyunJin, pero el sonido apenas registró en su mente.
Todo a su alrededor estaba envuelto en un silencio pesado, cómo si el aire en el pasillo se hubiera vuelto espeso, imposible de respirar, su respuesta fue inmediata y el portazo lo suficiente fuerte para cerrar sus ojos. Sus manos aún temblaban ligeramente, las palmas sudorosas de la tensión que no podía sacudirse, de la escena que acababa de presenciar, escena qué ha visto miles de veces pero sigue siendo el mismo veneno para su mente y corazón. Jeongin y Bangchan, juntos, besándose. Como si él no existiera, como si todos esos momentos compartidos en secreto, esas promesas y palabras susurradas en la oscuridad, no significaran nada —aunque intenta pensar lo contrario—.
Cada vez que cerraba los ojos, la imagen volvía a aparecer en su mente: los labios de Jeongin, tan suaves como siempre, pero esta vez sobre los de Bangchan. La familiaridad del gesto, la intimidad del contacto, le quemaba en el pecho como una herida que no podía sanar. Y peor aún, la forma en que Bangchan lo miraba, consciente de su presencia, disfrutando de la agonía que sabía que HyunJin sentía. Era como si le estuvieran robando algo que había sido suyo, algo que había atesorado en secreto, algo que no le pertenecía. Pero en lugar de gritar, de interrumpirlos, HyunJin se había quedado congelado, mudo, atrapado en el papel que él mismo había elegido: el amante en la sombra, un mugre en el zapato del Charming.
Su mente lo traicionaba, repitiendo la escena una y otra vez como un eco cruel, cada repetición más dolorosa que la anterior. Caminaba sin rumbo por los pasillos, pero no podía sacarse la sensación de que cada rincón de esa escuela estaba conspirando para recordarle lo que acababa de ver. Cada risa que escuchaba desde lejos, cada grupo de estudiantes que pasaba a su lado parecía estar murmurando sobre él, riéndose a sus espaldas, aunque sabía que no era verdad. La verdad era aún peor: nadie sabía nada, nadie entendía el tormento que llevaba dentro.
Desesperado por escapar de esos pensamientos, por encontrar un respiro, aunque fuera momentáneo, se encontró dirigiéndose a la habitación de Félix. No era una decisión consciente, más bien, sus pies lo llevaran allí por pura costumbre, siempre lo hacían. Después de todo, Félix era la única persona con quien aún podía estar sin sentir que su mundo se desmoronaba a su alrededor, era un egocéntrico que no admitiría sus errores frente a Minho, o incluso, Danielle, una muñeca que se había alejado de su insipida vida. No iba a consolarse, no lo veía de esa manera. Solo... necesitaba despejarse, alejarse de la realidad que le había golpeado tan duramente en la cara.
