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❝ And I'm tired of
loving somebody
that's not
mine. ❞

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Un burbujeo surgió de él.

Se estaba ahogando, el oxígeno lo abandonó de golpe. HyunJin abrió los ojos contra su voluntad, sintiendo cómo su cuerpo era arrastrado hacia abajo por una densa y oscura agua, no había superficie visible, ni posibilidad de respirar, solo un abismo profundo que lo consumía. Su cuerpo se movía instintivamente, luchando contra esa fuerza implacable que lo jalaba hacia el fondo, pero no había nada ni nadie a su alrededor. El agua quemaba al entrar por su nariz, un veneno líquido que lo invadía por completo, arrastrándolo cada vez más hacia esa desesperación abrumadora. Su instinto de supervivencia lo impulsaba a seguir luchando, pero segundo tras segundo, sentía cómo sus movimientos perdían fuerza, su cuerpo se debilitaba.

No había superficie visible, ni resquicio de luz que lo guiara a escapar. El frío que lo rodeaba comenzaba a filtrarse por sus extremidades, entumeciendo sus dedos, sus piernas, robándole cualquier chispa de voluntad que le quedaba. Y entonces, lo aceptó: ese sería su final.

La oscuridad, siempre presente, familiar, lo envolvía una vez más. Era la misma oscuridad que había conocido desde niño, aquella que nunca le había dado miedo, sino que lo había acompañado como una compañera constante en su vida. El telón de fondo que cubría su infancia, las noches en las que el frío del castillo y las criaturas que lo habitaban parecían menos aterradores que el vacío en su interior. Pero esta vez, la oscuridad no era silenciosa. Era opresiva. Traía consigo voces, susurros que se hacían más fuertes con cada segundo que pasaba sumergido en ese abismo. Sus pulmones ardían, un fuego dentro de él que no podía extinguir, mientras el agua lo rodeaba, cubriendo todo a su alrededor. Finalmente, se rindió. Dejó de luchar, su cuerpo se hundía lentamente, como si la gravedad misma lo arrastrara hacia el fondo más oscuro.

El agua empezaba a devorar sus fuerzas, una por una. El frío mordía sus huesos, helando cada músculo, cada fibra de su ser. Sentía cómo su cuerpo cedía, entregándose al abismo que lo reclamaba. Sus párpados se cerraban lentamente, y en esa última chispa de consciencia, las palabras de su madre flotaban alrededor de él.

«Las pesadillas solo son visiones, las visiones son realidades, y las realidades… mentiras.»

Esas palabras resonaban en su mente como un veneno que se extendía por todo su cuerpo, infiltrándose en sus venas. Era como si esas palabras no solo estuvieran en su cabeza, sino que se hubieran impregnado en el agua que lo rodeaba, convirtiéndose en parte de él. Entonces, vio su reflejo en el agua. Un reflejo que lo obligaba a verse en todas direcciones, como si cada gota de ese líquido oscuro fuera un espejo que le devolvía su propia imagen, una y otra vez.

Erase una vez || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora