❝ Dónde Jeongin es el hijo de Blancanieves, y HyunJin, el hijo de la Reina Malvada, lo corrompe. ❞
ㅤ☪︎⠀𖫲 HyunIn - Top HyunJin - Jeongin Bottom. Breve mención de otros ships
ㅤ☪︎⠀𖫲 Angst, NSFW, Temas delicados, Fantasía
ㅤ☪︎⠀𖫲 Historia...
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❝ And you don't know if you'll make it back. ❞
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«Me gustan los príncipes»
Su mente seguía dando vueltas, repasando los momentos de la jornada, cada conversación, cada pequeña interacción. Había algo en el aire, una sensación incómoda que no lograba precisar. Sabía que gran parte de eso tenía que ver con la visita de Hyonin, la Reina Malvada y madre de HyunJin, de quién había recibido un especial cariño —un poco amenazante— al tenerlo cómo su capitán. La idea de que ella estuviera ahí, compartiendo el mismo espacio con ellos, era suficiente para hacerle sentir un leve nudo en el estómago. Y por si fuera poco, Félix y HyunJin estaban cada vez más cercanos, una imagen que Hyonin había cultivado en su mente con una precisión escalofriante, dejando caer insinuaciones y dudas en los momentos precisos.
Sin embargo, Jeongin respiró profundo, tratando de ignorar las sombras de incertidumbre que parecían acecharlo cada vez que pensaba en Félix o en la Reina Malvada. Había pasado mucho tiempo con HyunJin y sabía que sus sentimientos hacia él eran genuinos; lo amaba tanto cómo HyunJin lo amaba, o eso tenía en mente. Ahora, mientras arreglaba su habitación para recibirlo, se centró en los detalles, asegurándose de que todo estuviera perfecto. Una parte de él estaba ansiosa por verlo, escuchar su voz, y sentir ese alivio que solo HyunJin podía traerle después de un día complicado.
Escuchó el suave clic de la puerta abriéndose y, al levantar la vista, lo vio entrar. HyunJin tenía el rostro cansado y los hombros ligeramente caídos, como si llevara un peso invisible que lo agotaba. Al verlo, Jeongin sintió que la tensión que había estado acumulando se desvanecía un poco, reemplazada por una calma dulce que solo él sabía generar.
—Vaya, alguien ha tenido un día intenso —dijo Jeongin con una sonrisa ligera, cerrando la distancia entre ambos y observándolo con un interés cálido.
HyunJin suspiró y dejó caer su mochila al suelo, con un gesto de cansancio genuino. Sus ojos, que siempre tenían un brillo divertido o provocador, ahora mostraban un rastro de agotamiento que Jeongin rara vez veía en él.
—No te imaginas —murmuró, masajeándose la nuca mientras tomaba asiento en la cama—. Baba Yaga me ha tomado como su nuevo sujeto de experimentos. Ha sido una locura... Y estoy exhausto.
El tono de HyunJin tenía un matiz de resignación y exasperación que Jeongin no pudo ignorar. Un rastro de preocupación se deslizó por su mente al escucharlo hablar de esa manera. Sabía que Baba Yaga tenía métodos poco convencionales, pero escuchar a HyunJin describirlo así le causaba una ligera incomodidad —pues si era una bruja demente—. Sin quererlo, su mente volvió a los comentarios insidiosos de Hyonin, que habían sembrado una semilla de duda, pequeña pero persistente. Aunque trataba de no prestarle atención, la idea de que alguien pudiera estar ganando el espacio en el corazón de HyunJin era algo que, en el fondo, le inquietaba más de lo que quería admitir.