XVII

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Me han dejado
cicatrices
por todo mi cuerpo
tus uñas de gel

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HyunJin había logrado que Jeongin rompiera las reglas.

Todo había comenzado con una simple conversación, el único momento que podían compartir entre los dos, lejos del bullicio de la corte y las exigencias del día, de las coronas y las maldiciones. En la quietud de la noche, en su dormitorio compartido, con las luces apagadas, encontraban un refugio en la cama que ahora compartían, entre besos dulces e inocentes que el rubio le ofrecía, tactos impuros qué el pelirrojo podría llegar a ofrecerle. Los labios de Jeongin, suaves y delicados, eran un manjar que HyunJin devoraba con avidez contenida, los pequeños quejidos que escapaban de la garganta del rubio hacían temblar la fortaleza de HyunJin, poniendo a prueba su control.

Y ahora lo tenía la palma de su mano —o eso creía—.

«—Deberíamos salir —murmuró HyunJin, terminando el beso con una caricia suave en los labios de Jeongin—, desestresarnos un poco...

—Por el amor a los Grimm, HyunJin, yo jamás estoy estresado —respondió Jeongin con una risita, acariciando la nariz de HyunJin con un gesto juguetón—. Además, no podemos.

—¿Por qué? —HyunJin frunció el ceño, entrelazando sus dedos con los de Jeongin, buscando una respuesta más allá de la lógica que ambos conocían.

—Nos pueden ver —susurró Jeongin.

—No si no saben quienes somos... —replicó HyunJin, apretando suavemente las manos del rubio.

Mientras HyunJin dejaba un camino de besos por sus mejillas, recorriendo el suave sonrojo natural que adornaba el rostro de Jeongin, se deleitaba en la textura de su piel, en el contraste del rubor contra la palidez de su semblante. Acariciaba el labial natural de Jeongin, un color rojizo tan tentador que lo hacía olvidar las reglas que los mantenían atados al protocolo. Mientras examinaba cada detalle, cada línea que delineaba lo que podía ser suyo en la soledad de la noche, solamente en la noche, HyunJin no pudo evitar sonreír.

—Vamos, Jeongin —insistió, su voz cargada de una mezcla de deseo y desafío—, deberíamos salir. Hacer algo diferente.

Jeongin negó suavemente con la cabeza, pero en su mirada había algo más que simple negación, algo que HyunJin podía ver, un titubeo que lo hacía persistir.

—No puedo romper las reglas, todos nos conocen, HyunJin —dijo Jeongin, aunque su tono carecía de la firmeza habitual—. ¿A dónde iríamos entonces?

Erase una vez || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora