XII

65 13 3
                                    

────────────────

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

────────────────

❝ I need you
more than I
want to. ❞

────────────────

Jeongin se sintió traicionado por HyunJin.

No era la traición lo que le dolía al haber preferido un final alterno antes que su propio camino, era una elección predecible para cualquier libertino de pensamiento bohemio —qué igual estaba mal—, tampoco el hecho que se esfumó el día en el que prometió firmar su libro entre palabras susurrantes, si no su falsa expectativa qué el villano sería capaz de rehacer su pensamiento peligroso con estar a su lado mientras se dejaba llenar de besos pecaminosos, el acto de dejarse corromper con solo poder tener lo que quería, la falsa ilusión de que sus promesas eran reales y que por primera vez se sintiera extraño y confundido, ese hecho de ser algo que nunca debió ser, el dolor de su pecho qué lo volvió añicos, porque lo que más deseaba Jeongin era su final feliz. Jeongin lo necesitó, por días enteros mientras se dejaba hundir en su cama con los animalitos del bosque intentando calmarle, las lágrimas y la comida que le llevaba su mejor amigo, esperando su regreso con una pequeña sonrisa burlona, incluso pensando que podría escucharlo suplicar por irse lejos de allí, todo tipo de escenarios que se merecían el título de amante desenfrenada.

Pero no fue así, todo había cambiado.

O, al menos, todo en HyunJin había cambiado desde el Día del Legado. Aquella indiferencia qué resurgió de la misma manera que el primer día que lo conoció, ese rostro patético ignorando su intento de escapar del pozo cuando era un niño, cuando pasaba por los tétricos pasillos qué conectaban los dos lados del instituto para el despacho del Director Grimm y veía su ceja arqueada, cada pequeño gesto de fastidio, mirada fugaz cuando se vestía, todo había cambiado tanto que lo dejó sin respiración, sin ganas de disfrutar sus días en el lindo castillo-internado. Y lo peor, de alguna manera, aquel príncipe de cabello rubio no podía evitar sentir que, de alguna manera, había perdido algo en ese fatídico día de ensueño, algo más que la simple presencia de su HyunJin, o de su tacto en las noches. Era como si una parte de sí mismo se hubiera quedado atrapada en aquel momento, congelada en el tiempo, incapaz de avanzar.

Por las noches, cuando la oscuridad envolvía la habitación y el silencio se hacía casi insoportable, Jeongin se encontraba soñando con cosas que no podía explicar, pequeñas fantasías que surgían de lo más profundo de su mente y lo dejaban con una extraña mezcla de incomodidad y nostalgia al despertar. Soñaba con pajaritos y paisajes que parecían sacados de un cuento de hadas, pero también había algo más, una inquietud que lo perturbaba, una melena pelirroja qué no lo dejaba en paz, unos besos que lo hacían vomitar. Los días posteriores al Día del Legado fueron horribles, hubieron lágrimas... Las mismas lágrimas que derramó durante tres largos días, mientras sus ojos se hinchaban y su almohada absorbía silenciosamente cada gota. Llorar no estaba en su naturaleza, no de esa manera tan desconsolada, no de la manera que se imaginaría quitar su maquillaje totalmente devastado. Pero esas lágrimas habían brotado, imparables, como una cascada de emociones que no podía controlar, una magdalena incompleta.

Erase una vez || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora