IV

48 8 0
                                    

────────────────

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

────────────────

❝ And I don't care
if I'm
forgiven ❞

────────────────

Al día siguiente, ni siquiera cruzaron miradas en el dormitorio.

Se arregló para el ensayo del día del destino con lo primero que encontró, un mal chiste pintado de negro, pero habían tan pocas personas que dejó de tomarle importancia a su mala combinación de ropa. No había podido dormir tranquilo, sus dedos vibraban y pequeños toques eléctricos se pasaban por alrededor de su cuerpo, para terminar con una pesadilla en la madrugada que no lo dejó volver a conciliar el sueño hasta que sonó la alarma de Jeongin —unos pájaros cantando en la ventana—. Su magia se desbordaba en las noches, y en consecuencia, también en la madrugada, abrumado por una mala noche anterior, su pie se removía de un lado a otro sin piedad.

Sus labios, había algo encantado. ¿Acaso traía un hechizo? Hyunjin sacudió su cabeza, intentando tranquilizarse, pues los estudiantes lo miraban cómo un bicho.

—Aunque aún quedan unas cuantas semanas para el Día del Destino, quiero que todo el mundo esté bien preparado —estaba diciendo Milton Grimm—. En Ever After High es tradición que durante la Semana de Orientación, los estudiantes de segundo suban estas históricas escalinatas, se coloquen en esta tribuna de fábula y ensayen la aceptación de su destino. Durante el verdadero Día del Destino, cuando digan su nombre, aparecerá una llave mágica. La insertarán en El Gran Libro de los Cuentos y la girarán treinta grados a la derecha. Luego se incorporarán, con la espalda bien estirada, y aceptarán su destino ante el mundo. Aunque hoy, por supuesto, no ensayaremos con el verdadero Libro de los Cuentos. Hoy —golpeó la tribuna con un grueso libro— usaremos este libro de (más que razonable) normativa escolar.

Todavía traía sus dudas, con ese largo monólogo qué cautivaba al igual que una canción de cuna —pues mataba de aburrimiento—, Milton no lo quería ni siquiera para verlo en su despacho, ni un abrazo, ni una sonrisa, si no un rostro arrugado de extenso odio hacia el hijo de la Reina Malvada. ¿Lo molestaría? Era su misión de vida, pero al tener dudas con su destino, se lo pensó dos veces antes de armarse con el valor necesario para formularle una pregunta.

—Director Grimm —llamó HyunJin con el ceño fruncido—. ¿Y si nosotros...?

—No hay preguntas, muy bien —interrumpió el director, ignorandolo—. Iremos en orden de llegada, Minho Hatter, pase, por favor.

Cada estudiante parecía ser sacado de un cuento diferente —y si, también era literalmente—, nadie parecía coincidir su apariencia con el estudiante de al lado, mucho más claro para saber que destino seguiría. No podría el hijo del gato de Chesire vestir cómo un príncipe galante ni tener cola ni orejas felinas, o ir viendo a la hija de Rapunzel con el pelo corto antes de que comenzará la historia, sería un mal inicio para firmar el libro de Cuentos Legendarios, probablemente el director Grimm los mandaría al exilio antes de ello.

Erase una vez || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora