XVIII

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Me han dejado cicatrices
por todo mi cuerpo
tus uñas de gel. ❞

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—¡Sombreros sobre coronas, voten por Minho!

Definitivamente Jeongin lo iba a condenar a vivir en el bosque embrujado luego de esto.

HyunJin, en su vida de príncipe-villano, nunca había considerado siquiera la posibilidad de que alguien se atreviera a levantar una campaña contra el intocable hijo de Blancanieves, probablemente se hubiera burlado del primer desconcertado que haya dicho semejante afirmación, y bueno, a los villanos no se les dejaba votar en las elecciones —hasta ese año—. Eso sería como intentar arrancar una estrella del cielo con las manos desnudas: una locura, una insensatez. Pero, claro, si existía en este mundo un ser tan descaradamente desquiciado como para intentar lo impensable, ese ser sólo podía ser Minho. Porque, vamos, Minho y la cordura no habían sido precisamente los mejores amigos.

Así que ahí estaba, el buen Minho, con su sonrisa de zorro y su mirada afilada, repartiendo afiches con su tono desenfrenado para poder tener al menos el voto del conserje. Y, por supuesto, no podía hacer esa humillación solo. No, Minho necesitaba compañía en su pequeño teatro de insania, y ¿quién mejor para ser su fiel escudero que HyunJin, al que todos le temían? Sin preguntas, sin explicaciones, sólo una sonrisa cómplice que decía todo y nada a la vez. Y así, antes de que HyunJin pudiera pestañear, ya estaba arrastrado a ese torbellino de planes tan endiablados, maldiciendo con su ceño fruncido, rezando para no espantar a la primera princesa que posara su mirada.

Faltaban un par de minutos antes de que comenzará el debate hacia la presidencia entre Minho Hatter y Jeongin White. ¿Qué podría salir mal? Pensó el pelirrojo.

—¿Puedes explicarme qué fue lo que vi en la clase de Economía Maléfica? —inquirió Minho, acomodándose su sombrero morado con aire de superioridad—. ¿Tú y el resplandeciente, glorioso, y excelentísimo Jeongin White? ¡Dándose un beso! ¡Es repugnante, HyunJin!

—Cierra la boca, maniático —le espetó HyunJin, tapándole la boca antes de que continuara—. No puedes ir gritando eso a los cuatro vientos. Y sí, estamos juntos, o eso creo.

—Creer es un puente tambaleante entre la realidad y la fantasía —replicó Minho con el ceño fruncido—. Yo digo que deberías prepararte una buena taza de té, envenenarte y morir antes de que tu farsa salga a la luz. ¿Qué pasará con Yeonjun?

—¿Qué tiene que ver Yeonjun en todo esto?

Minho esbozó una sonrisa enigmática mientras sacaba un panecillo sin jalea de su bolso y se lo entregaba a HyunJin, acompañando el gesto con palabras crípticas.

Erase una vez || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora