Andrew estaba raro ese día. Estaba más empalagoso de lo normal, aunque no me quejaba, la verdad. Podría vivir de sus mimos toda la vida, pero sabía que algo le rondaba la cabeza. Algo había pasado, ya que por la noche, mientras nos dábamos ese baño relajante, no estaba tan pensativo. Se pasó todo el viaje en autocar abrazado a mí, dándome besitos en el cuello mientras que yo me limitaba a jugar con mi granja. Sí, al final me devolvió el teléfono. Sabía que estaba demasiado enganchada a ese juego, pero es que los juegos de granja eran mi perdición; de hecho, Drew también lo era, así que estaba en el paraíso.
Llegamos a Newcastle en dos horas y media más o menos. También era una ciudad costera, como casi todas las que ya habíamos visitado. Nos acercábamos al final de la gira, tan solo nos quedaban unas semanas más y después volveríamos a Londres, justo antes de Navidad. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo cuando te lo pasas bien y estás muy bien acompañada. Si a mi me daba pena que la gira se terminara, no me imaginaba cómo se sentirían ellos al decir adiós a sus seguidores durante un tiempo.
Nuestro hotel estaba a las afueras de la ciudad para tener más calma. Era un edifico viejo y con vistas al mar, así que allí me sentiría como en casa. Por fuera tenía una apariencia bastante vieja, pero por dentro era bastante moderno. Nos habían situado en el piso más alto, el cuarto, y obviamente subí por las escaleras a pesar de que días antes, Drew me ayudó a superar el miedo a los ascensores. Al encerrarme en mi habitación, empecé a sacar la ropa para ponerla en el armario y evitar que se arrugara demasiado; mientras lo hacía, puse el disco de Supernova en el móvil y me dediqué a bailar y berrear a la vez que metía ropa en el armario. La voz de Andrew inundaba por completo mi habitación hasta que el móvil emitió un sonido avisándome de que alguien me había enviado un mensaje. Apagué el reproductor de música y abrí la notificación para ver quién era.
Drew: como veo que me echas de menos, si quieres podemos ir a dar una vuelta por la playa por la tarde :)
Se me dibujó una sonrisa tonta en la cara al leer su mensaje. Quizá sí que echaba de menos escuchar su voz, pero no se lo pensaba decir.
Abril: no te echo de menos, si nos hemos visto hace 15 minutos.
Drew: mentirosilla... quieres salir a pasear?
Abril: me estás pidiendo una cita? :)
Drew: a estas alturas es absurdo pedirte una cita, pero... bueno, si te hace ilusión pues va, sí, es una cita ;)
Abril: ...
Abril: en fin, a que hora quieres salir?
Drew: te espero fuera del hotel hacia las cinco.
Abril: vale, hasta luego :)
Drew: hasta luego, sweetie :)
Justo cuando apagué el teléfono, unos golpecitos en la puerta me hicieron dar un respingo. Sonreí como una tonta al pensar que era Andrew, pero cuando abrí, la que estaba ahí de pie era Keyla, que cuando vio mi cara de tonta sonrió de lado.
—¿Y esta cara de tontorrona? ¿Es por mí? ¿Tanto me quieres?
Juntó sus manos a la altura de su corazón, fingiendo estar emocionada. Rodé los ojos y la dejé pasar a mi habitación. Se sentó en la cama, apoyada en el cabezal esperando a que yo hiciera lo mismo. Cuando me senté a su lado, me dio unos golpecitos en la rodilla y me volvió a sonreír de lado.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—No sé, dímelo tú. Tienes muchas cosas que contar, ¿no?
Sabía que ella tenía la mosca detrás de la oreja desde hacía varios días. Sabía que se imaginaba que entre Drew y yo había pasado algo, Keyla era la más lista de todos y nosotros no habíamos sido muy disimulados en realidad.
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Siempre nos quedará Edimburgo #2
Novela JuvenilATENCIÓN!!!! Esta es una segunda parte. Si no has leído Siempre nos quedará Londres te vas a comer unos cuantos spoilers y no entenderás nada. Sinopsis en el interior para evitar spoilers :)