3. ¡QUIRÓS MURIÓ... PORQUE ASÍ DIOS LO QUISO...!

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En una bella tarde del día sábado, los principales hacendados del pueblo se habían dado cita en la hacienda "La Malcriada". La cual era propiedad de J. Quirós y allí estaban para celebrarle su cumpleaños. El mismo era reconocido entre aquellos por ser el más adinerado de todos.

Era tan presumido de su dinero, que su caballo tenía embocaduras con piezas de oro y plata, el mejor cuero, y en sus alforjas siempre llevaba grandes cantidades de dinero y piezas de oro para que todos pudieran "notar" lo rico que era.

Luego de haber culminado la exquisita comida y las excelentes bebidas. Y ya para despedirse de la que había sido una gran fiesta. Don Pastor exclamó: ¡Gracias a Dios por la exquisita fiesta de hoy!

A lo que de inmediato Quirós ripostó: ¡Gracias a Dios, no! ¡Gracias al dinero que tiene Quirós! Todos, sorprendidos al escuchar aquellas palabras, se quedaron callados y se fueron retirando uno a uno de aquel lugar.

Llegado el siguiente fin de semana, como era su costumbre. Quirós salía a pasear por un "Camino Real" por el cual se iba solo y aprovechaba para visitar a su novia, que vivía a pocos kilómetros desde su hacienda. Pasaron tres noches y Quirós no regresaba. Sus ayudantes y colaboradores, ya preocupados, decidieron salir a buscarlo, y pasaron tres noches más y no lo hallaban.

Al noveno día de búsqueda, tan solo les faltaba ir a la llamada "Montaña del Engreído". El cual era un espacio dentro de las propiedades de Quirós, pero a todos les daba temor ir por aquel lugar, ya que había unos gigantescos huecos anchos y profundos que se presumían, habían sido dejados allí desde la llamada "Época de la Colonia". Al acercarse, los colaboradores notaron que su caballo estaba fracturado de una pierna y muerto al borde de un gran hueco. En el que, al parecer, había caído Quirós.

Cuando bajaron a lo profundo del hueco y pudieron alumbrar con linternas, notaron que el cadáver de Quirós tenía un brazo recostado en la pared de tierra, donde aquel hombre había escrito a oscuras, al parecer con una piedra, la frase: ¡Quirós murió de hambre con mucho dinero en los bolsillos... porque así Dios lo quiso!


Moraleja: Bajo ninguna circunstancia, por difícil que sea, nunca ofendas a Dios.

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