La señora Yeneida era conocida en todo el pueblo por su profunda conducta religiosa, de la que nadie se atrevía a poner en duda. Yeneida no tenía hijos y no se había casado porque siempre estuvo esperando "al amor de su vida".
En cierta oportunidad, un hombre de unos 30 a 35 años de edad, quien era conocido con el apodo de "el penique", comenzó a cortejarla.
"El penique" era un alcohólico y le aseguró a ella que era un simple tropiezo y muy fácil de superar.
Al cabo de seis meses, ya ambos se habían comprometido y llegaron al matrimonio. Aquel hombre tenía la profunda necesidad diaria de alcohol.
A medida que pasaron los meses, la mujer, al exigirle a su esposo disminuir el consumo de su bebida, el hombre le gritaba, golpeaba y vejaba.
Ella callaba lo que ocurría y él siempre la convencía de que cambiaría muy pronto.
Cierta tarde, a la proximidad del fin de semana, el hombre llegó tan ebrio que su esposa le pidió que acudieran por ayuda médica y espiritual. El hombre se sintió tan ofendido que comenzó a golpearla y golpearla tan fuerte, hasta que la asesinó.
Moraleja: La vida siempre nos advierte, pero por pasiones efímeras, no la escuchamos. Casi siempre, las relaciones con personas con algún tipo de conducta reprochable... pasan sus días, uno queriendo corregir y el otro, evitando con evasivas su corrección.
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LAS CURVAS DE MI ABUELA...
De TodoEsta obra intenta ser, además de un anecdotario... ser también un pequeño "libro consejero" en la vida diaria de líderes, orientadores, directores, profesores, maestros, padres, madres y todas aquellas personas que fungen como guías hacia lo positiv...