Y Orlando Torres, quien era el gerente general de la empresa, había dado tanto respaldo al joven licenciado Julio César, que muchas veces fueron considerados por terceros como "Padre e hijo". Al paso de algunos años, la empresa cambió de dueños y Orlando y Julio César tomaron caminos diferentes... Pero Orlando siempre estuvo pendiente de su "hijo espiritual" donde quiera que este estuviese...
Julio César, que ya había trabajado luego en otras instituciones, ocupaba un importante cargo en una empresa de elevado prestigio internacional. Y cierto día el muy amargado y envidioso Don Elso Rojas... dio la instrucción a Julio César de que se quedara en supuesta representación de la empresa, con un grupo de posibles pequeños compradores que Don Elso sabía que no contaban con el financiamiento necesario para llegar a un fructífero acuerdo o negociación.
Julio César se sentía abrumado, estresado y con una responsabilidad de "mucha importancia para la empresa". En la mañana antes de la reunión, había recibido la noticia de que Orlando Torres había muerto. Y había "previsto" que, al culminar la reunión, iría al evento fúnebre de quien tanto lo quiso.
Los supuestos posibles compradores que, en realidad, no contaban con el dinero para llevar a cabo la negociación. Hacían preguntas innecesarias, "infinitas" que le arrebataron el tiempo a Julio César, y ya entrada la noche, los actos fúnebres o las exequias de Orlando Torres habían culminado y, por supuesto, ya no había modo de poder asistir y dar a su gran amigo... el último adiós.
Al paso de unos 20 años, ahora con más experiencia, conciencia y sensatez, Julio César, con más de 50 años de edad, evaluando su vida hasta aquel entonces, reflexionaba sobre sus logros y triunfos. Pero también de lo que se arrepentía. Y pudo recordar lo absurdo, lo palurdo y tonto que muchas veces somos los seres humanos, con aquellas personas que nos han dado su amor, cariño y respeto.
Que muchas veces hacemos a un lado lo importante y a las personas realmente valiosas y maravillosas en nuestras vidas... por supuestas acciones de aparente "altura" y al paso de los años, ¡nos arrepentimos, como me arrepiento hoy! Se dijo a sí mismo Julio César, mientras miraba al cielo como esperando un perdón...
Moraleja: Somos realmente tontos cuando hacemos a un lado... los eventos de los seres que amamos, por un trabajo que, en el mañana, no estará.
![](https://img.wattpad.com/cover/377575815-288-k788425.jpg)
ESTÁS LEYENDO
LAS CURVAS DE MI ABUELA...
RastgeleEsta obra intenta ser, además de un anecdotario... ser también un pequeño "libro consejero" en la vida diaria de líderes, orientadores, directores, profesores, maestros, padres, madres y todas aquellas personas que fungen como guías hacia lo positiv...