Antonino era sin duda un hombre de una conducta irreprochable ante su familia y amigos. Solo tenía la gran particularidad de que, en cada conversación que sostenía, el mayor porcentaje de sus palabras eran groserías o, como él mismo algunas veces dijo: "poseedor de un lenguaje soez muy amplio".
Dicho lenguaje le había costado, en varias oportunidades, la pérdida o la dificultad de mantenerse en un empleo. Desarrollar negocios propios. Algunas veces hasta dejaron de invitarlo a ciertas reuniones para evitar "la pena ajena" que le causaba a sus cercanos.
La señora María, quien era dueña de la "Heladería Arcoíris", lo había visto crecer desde su infancia.
Cierto día, Antonino llevó a su hija María Elvira a comer helados. Y, al sentarse en la mesa con su hija, le dijo a la niña: ¡Te amo, hija mía! ¡Que Dios te bendiga siempre!
La señora María escuchaba lo que le dijo a la pequeña y le comentó a Antonino con un todo de voz dulce y cariñosa: ¿No te parece que le das a tu hija de comer y beber en un plato y en un vaso que están sucios?
¿Cómo? Alcanzó a decir Antonino. ¡No entiendo lo que quiere decir Doña María! Le respondió él.
Y ella le dijo: Sin duda, Antonino, ¡eres un hombre muy noble! ¡Muy decente y cortés! ¡Y muy buen padre! Pero tu lenguaje, tan soez, te crea limitaciones en diferentes ámbitos de tu vida. Y lo del plato y el vaso sucios es precisamente por ello. ¡Con la misma boca y labios que bendices a tu hija! ¡Con esa misma boca y labios maldices y dices tantas groserías! Que, energética y vibracionalmente autosaboteas tus planes y proyectos. Llenándolos de una inmensa negatividad.
Incluso, cuando bendices a tu hija en el modo ya descrito, la vibración y fuerza de la bendición ya van disminuidas. Porque es lo mismo que colocar un rico manjar y una exquisita bebida en un plato y en un vaso llenos de suciedad.
Antonino no emitió juicios, sino un corto, pero profundo, ¡gracias!
Estuvo Antonino reflexionando al respecto durante largo tiempo.
Definitivamente, corrigió aquella actitud innecesaria y, por ende, su propia vida cambió profunda y notoriamente para bien en todos sus aspectos.
Moraleja: Con la misma boca y labios que bendices, ¿para qué maldices?
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LAS CURVAS DE MI ABUELA...
De TodoEsta obra intenta ser, además de un anecdotario... ser también un pequeño "libro consejero" en la vida diaria de líderes, orientadores, directores, profesores, maestros, padres, madres y todas aquellas personas que fungen como guías hacia lo positiv...