De nuevo

126 12 0
                                    

Después de regresar muy tarde del club. Entramos Vladímir y yo a la habitación. Rápidamente, voy al baño y me quito la ropa y toda la sangre de Abdel.

Salgo del baño y me encuentro con Vladímir completamente desnudo.

Me encanta observar esa vista; es espectacular ver a mi hombre como Dios lo trajo al mundo. Me acerco a la cama y me acuesto en ella; Vladímir me sigue y se acuesta al lado. Los dos quedamos cara a cara.

—No pensé que fueran así de frías y de sanguinarias —me dice mientras con una de sus manos juega con mi pecho.

—Tú sabes bien que debía de hacerlo; ese hombre me debía demasiado. Con su vida pagará la vida de mi hijo —le respondo y mi mano comienza a bajar hasta llegar a su amiguito.

—Entonces tendré en mente no hacerte enojar nunca —añade en tono de burla.

—Eso espero —le advierto y me doy un beso.

—Me encantan tus besos —menciona en un tono bien sexy. Me vuelve a besar; sus besos son tan posesivos y ardientes. Me encanta todo de él. En un movimiento rápido me pone encima de él. —Soy todo tuyo.

—Mmm, eso me encanta —murmuro y comienzo a frotarme encima de él. Comienzo a sentir cómo su amiguito despierta cada vez más. Cuando está en el punto que me gusta, lo tomo con una de mis manos y lo pongo en mi entrada.

Bajo poco a poco; esa sensación me encanta, todo lo que me hace sentir me encanta.

Comienzo a subir y bajar encima de él. Siento como sus manos tocan mis pechos y juegan con ellos. Me encanta cuando hace eso; me provoca más.

Pongo mis manos en su pecho y siento los vellos de su pecho. Eso se me hace tan sexy y varonil.

Pasamos un rato en esa posición hasta sentir que los dos nos liberamos por completo. Los dos quedamos completamente exhaustos y nos dormimos de inmediato.

A la mañana siguiente me despierto muy temprano para no despertar a Vladímir. Me dirijo al baño y saco una pequeña caja con lo que me ayudará a salir de dudas.

Me limpio mi parte íntima para limpiar todo residuo. Tomo un vasito de plástico y hago pipí en él. Saco el palito blanco de la caja y meto un extremo en el pipí; después lo saco y le pongo su tapa.

Según las instrucciones debo de esperar unos minutos hasta que me diga el resultado.

Dejo la prueba boca abajo en el lavabo y me siento en la taza del baño a esperar el resultado.

Pasan los minutos que se me hacen eternos. Cuando por fin creo que han pasado los minutos, me levanto de la taza y pongo mi mano encima del palito, nerviosa por lo que vaya a decir.

Cuando estoy a punto de verlo, la puerta se abre y es Vladímir.

—Buenos días, mi reina —su mirada baja hasta mi mano—. ¿Qué es eso?

No sé si lo quiero dar; no sé cuál sea el resultado. Veo que mira en el bote de basura, saca una caja y lee lo que dice.

—¿Aún estás embarazada? —me pregunta.

—No lo sé, apenas iba a averiguarlo, pero entraste —le digo la verdad.

—Entonces, ¿quiero ver el resultado? —manifiesta y rápidamente me quita el palito y veo que lo mira. No hace ninguna expresión; creo que la prueba es negativa.

Sube la mirada hasta mí. Después se acerca a mí y me mira, pero no me dice nada. En un movimiento rápido veo cómo se arrodilla hasta quedar su rostro en mi vientre. Toma mis caderas con ambas manos y deposita un beso en mi vientre.

Eres mi venganza y mi perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora