Yeon

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Baengri Myung ya vivía de forma independiente en su propio alojamiento. Mientras me dirigía hacia allí, me di cuenta de que era la primera vez que ponía un pie allí, tanto en esta vida como en la anterior.

Desde su ubicación hasta su tamaño y distribución, todo en sus aposentos era tan impresionante como cabría esperar del nieto mayor de un clan importante, pero había algo que me sorprendió. ¿Por qué el ambiente era tan serio? Todos los sirvientes se sobresaltaron al verme, algunos me miraban con hostilidad y otros se escabullían sutilmente. Era obvio hacia dónde se dirigían.

En ese momento, una mujer de mediana edad se acercó a mí, sorprendiéndome nuevamente. No esperaba verla aquí.

—Por favor, de la vuelta.

Era la señora Bang, la criada y guardiana de la abuela. Sabía que nunca se apartaba de ella a menos que ocurriera algo grave. Entonces, ¿por qué estaba aquí?

Por supuesto, no había nadie entre la familia de mi abuela a quien le agradara, pero la señora Bang en particular siempre me había dejado una gran impresión con la forma en que me miraba como si fuera una especie de insecto repugnante.

—El joven amo no está en condiciones de recibir visitas —dijo con frialdad.

¿Tan mal está? Me lo pregunté por un momento, pero luego me di cuenta de que si su condición fuera realmente tan grave, todo el clan Baengri se habría puesto patas arriba. Ah, entonces solo está tratando de evitar que lo vea.

Fingiendo sorpresa, grité fuerte: —¿Está en tan grave condición?

La señora Bang se sobresaltó, luego me miró con el ceño fruncido y siseó: —¡Baja la voz!

¿Por qué debería hacerlo? La ignoré y seguí causando una escena. Pude ver a sirvientes que pertenecían a otras áreas de la propiedad, así como a las habitaciones de Myung, deteniéndose para mirar boquiabiertos el alboroto, En un shijin, todos en el clan estaban seguros de saber que había venido a visitar a Baengri Myung, pero me rechazaron en la puerta.

Al principio, la señora Bang parecía furiosa porque no podía callarme, pero luego miró hacia otro lado, su expresión cambió de repente y se inclinó cortésmente. —Supongo que no se puede evitar. Adelante.

¿Qué? ¿Así de fácil? Ella no era del tipo que se rindiera tan fácilmente... Su comportamiento era bastante sospechoso, pero no podía decirle que no y darme la vuelta. La seguí, manteniendo la guardia en alto.

Al entrar en la habitación, que olía a ungüento y medicina, me di cuenta de que había llegado en un mal momento. Parecía que el mismo médico Ha con el que me encontré al mediodía estaba allí para examinar a Baengri Myung.

Los labios de la señora Bang se curvaron en una especie de sonrisa por primera vez. —Ahora que está aquí, también podría hacerse un examen, señorita.

Myung nos miró confundido. —¿Señora Bang? ¿De qué está hablando? Ha pasado un tiempo, Yeon. Ven y siéntate. —Luego se preguntó en voz alta con sarcasmo—: ¿Qué le pasa a la señora Bang? Actuaba como si ni siquiera hubiera dejado entrar a Yeon antes.

—Joven maestro, debe tener cuidado con lo que dice.

La señora Bang trataba a Myung como a un niño que estaba haciendo un berrinche. Yo lo sabía. Mi abuela le había encomendado que lo vigilara con la esperanza de evitar cualquier comportamiento extraño, como que se acercara más a mí.

Myung se rió entre dientes y de repente se agarró el hombro izquierdo con una mueca. Su mano y brazo izquierdos estaban cubiertos de vendajes hasta el codo. Debía ser una herida bastante grande.