Padre parecía totalmente desconcertado. Abría la boca varias veces, solo para volverla a cerrar.
Sonreí y continué hablando. —Si no es el clan Baengri, ¿qué tal si vamos a la base principal de la Alianza Marcial? Tienes una residencia allí, ¿no es así, padre?
—Tú... —Papá se quedó en silencio. Respiró hondo unas cuantas veces para tranquilizarse y luego habló con una exhalación lenta—. A veces, no entiendo lo que estás pensando.
Me estremecí. Tal vez fuese un comentario casual sin mayor importancia. Tal vez lo que dijo fue en serio, que no sabía lo que yo estaba pensando. Pero instintivamente supe que estaba aludiendo a lo repentina y dramáticamente que había cambiado sin causa aparente.
Afortunadamente, no dijo nada más. ¿Debería llamarlo un alivio? No parecía que mi padre estuviera planeando seguir haciendo preguntas. No era porque no sintiera curiosidad, sino porque confiaba en mí y confiaba en que algún día le contaría todo si alguna vez quería hacerlo. Ah, en serio...
Lo miré y le dije: —A veces yo tampoco te entiendo en absoluto.
—¿Hmm? —Padre frunció el ceño ligeramente.
—La familia debería permanecer unida, ¿no?
—Sí... —Mi padre me pasó los dedos por el pelo y me dio un suave abrazo—. Es cierto. Supongo que fue parte de mi buena suerte haber tenido una hija tan llena de secretos. —Sus brazos me apretaron durante un largo momento antes de soltarme. Levanté la cabeza para poder ver su rostro.
—Tienes razón —dijo—. Volvamos al clan Baengri.
—¡Sí!
—Eres más fuerte que yo. —Su voz sonaba cansada e impotente.
—¡Porque confío en que me protegerás, padre! —dije mientras me alejaba de su abrazo, asegurándome de mantener mi voz alegre—. Además, dicen que cuanto más amas a alguien, más tienes que temer.
Padre tenía una expresión extraña en el rostro. Era casi como si estuviera pensando: ¿Sabe ella lo que significa eso? ¿Quién le enseñó esas cosas...?
—Por eso debes cuidarte, ¿de acuerdo? No te vayas a pelear como cuando escoltabas el botín del laboratorio del Médico Divino.
—En realidad no pasó nada.
—¿Cómo lograste meterte en una pelea en tan poco tiempo? ¿No pensaste ni un segundo en tu pobre hijita que te esperaba en el clan Namgoong?
Mi padre parecía no saber qué decir. Cuando escuché por primera vez que había estado actuando como escolta desde el laboratorio, admiré su disposición a ayudar a los demás incluso mientras viajaba. Pero cuanto más tiempo pasaba, más decepcionada me sentía. ¿Cómo podía hacerlo, cuando yo estaba aquí sola? ¡Debería haberse apresurado a venir aquí! ¿Cómo pudo haber ido hasta la aldea Palgwae antes de regresar al clan Namgoong? ¡Si hubiera venido directamente aquí, habría llegado mucho antes!
No es que lo que hizo estuviera mal. Solo me sentí un poco, un poco, un poquito, un poquito herida. Seguí regañándolo. —¡De ahora en adelante, no vayas a ningún lado solo! ¡Escuché que incluso fuiste de la aldea Palgwae de regreso al clan Baengri solo, diciendo que estabas más cómodo viajando solo!
—Eso fue...
—Dijiste que protegerías a Yayul, ¡y luego te marchaste! ¡Imagínate lo asustado que debió sentirse cuando estaba solo!
—No, eso... —Nervioso, padre parpadeó un par de veces y luego tosió secamente antes de recuperar la compostura—. Um, Yeon. ¿No deberías estar preparándote para tu viaje al Templo Cheonam ahora mismo?
ESTÁS LEYENDO
Yeon
FantasyMe convertí en la nieta despreciada de una poderosa familia de artes marciales *Esta historia no es mía, yo solo la traduzco.