Yeon

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Vaya... Qué idiota. Casi me sentí impulsada a aplaudir lo plenamente que encarnaba lo que significaba ser un imbécil. Pensar que mi padre había logrado convertir a alguien como él en un ser humano decente. Sentí una repentina oleada de admiración y lástima por mi padre. Debió haber sufrido mucho... Como siempre, mi padre fue el mejor. Fue él, no este imbécil, quien mereció un aplauso.

Pero... la novela definitivamente decía que Namgoong Ryuchung y Seo Haryeong eran amigos de la infancia desde una edad temprana... ¿Simplemente no eran amigos todavía? Volví a mirar a Seo Haryeong que estaba mirando al suelo, con los hombros caídos.

Le pregunté con cautela: —Um, señorita Seo, ¿hay alguna razón por la que quiera entrenar con Ryu... el joven maestro Namgoong?

Continuó mirando al suelo mientras respondía en voz baja: —Quiero ser amiga de él.

—¿Por qué?

—Él es fuerte.

Vaya, eso fue inesperado. Bueno, es demasiado pronto para pensar en el amor.

Seo Haryeong se mordió el labio y murmuró: —Entrenamos juntos, pero no pude ganarle ni una sola vez.

—¿Ni una sola vez?

—No. Aunque nunca he perdido contra nadie de mi edad en la secta Suhyang.

—¡Vaya, tú también eres increíble! —La elogié exageradamente como si estuviera muy impresionada.

—¿Y que? Apenas puedo enfrentarme a él, —dijo abatida.

—Hmm... Bueno, eres más joven que él...

—Es sólo una diferencia de dos años. ¿Qué son dos años para él? Ha vencido a muchos discípulos mayores que eran incluso mayores que él.

Bueno, eso no se pudo evitar. Namgoong Ryuchung era el héroe de este mundo, después de todo... Era sólo que Namgoong Ryuchung era un genio incomparable. Seo Haryeong también se ganaría una gran reputación en el futuro como artista marcial. Fue triste ver a una niña tan deprimida, sin darse cuenta de su fama futura.

—Escuché que el manejo de la espada de la secta Suhyang también es asombroso, —dije.

—¡Sí! ¡Nuestro estilo de espada también es increíble! Mi mamá... Ah, mamá dice que no la llame mamá cuando estoy afuera. ¡La cabeza del clan se ve tan genial cuando blande su espada! Pero... pero yo... yo sólo... —La voz de Seo Haryeong, que se había iluminado mientras hablaba de su secta, lentamente comenzó a tambalearse—. Yo... no soy lo suficientemente buena... no soy lo suficientemente buena para...

—¿Eh? —Espera, ¿qué demonios...? ¿Estaba llorando? ¿Tan de repente? Pero por qué?— S-señorita Seo.

—Extraño a mi mamá, —se lamentó.

En pánico, miré a mí alrededor. ¡No fui yo quien la hizo llorar! Así como Namgoong Ryuchung tenía un sirviente con él, nosotros también teníamos una sirvienta a nuestro lado. No importa cuán seguro fuera el recinto del clan Namgoong, no había manera de que dejaran a dos niñas correr sin supervisión después del atardecer.

La criada Namgoong apareció como una sombra y le entrego a Seo Haryeong un pañuelo, pero ella lo alejó. —¡No me toques! —Ella sollozó.

La criada intentó acercarse a ella unas cuantas veces más, pero fue rechazada por el creciente temperamento de Seo Haryeong. Finalmente, ella me buscó en busca de ayuda.

Ella dijo que no la tocáramos. ¿Qué diferencia podría hacer?... murmuré para mis adentros mientras me acercaba lentamente a Seo Haryeong y colocaba mi mano sobre su hombro. Sorprendentemente, ella no me apartó la mano. Animándome por eso, comencé a darle una palmadita en el hombro. —No llores.