Capitulo 68

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Gran día.

Ian.

La observo toda emocionada y un sentimiento de nostalgia y alegría se instala en mi.

–¡Solo faltan dos días! —anuncio feliz.

Claudia sonríe frente a su vestido de novia, apreciandolo como lo mas hermoso y maravilloso que hubiese visto en su vida.

–Estoy tan nerviosa. —voltea a verme. –Y aún no ha llegado el día.

Sonrío y mi mirada viaja a la tarjeta de invitación sobre el tocador.

–¿La vas a invitar?

–Si.

Su semblante feliz cambia a uno lleno de decepción y tristeza.

–Quiero ver su reacción para con él, quiero que me diga en mi cara que no hay nada entre ellos, quiero que me lo confiese Ian, es mi mejor amiga.

Se deja caer en la cama y imito su acción, tomando lugar a su lado.

–No sé si seré capaz de perdonarla algún día.

–¿Ya Clara lo sabe?

–No, con todo esto del aborto y su estado depresivo no hemos sido capaces de contarle nada.

Recuerdo con tristeza como casi muere desangrada al estar sola en la mansión, tuvo un desagarre en el cuello de útero, mas un desprendimiento del saco gestacional y sumándole a eso hizo una fuerza que no debería hacer y esa fue la cereza del pastel, fueron días grave en el hospital hasta que le dieron de alta, pero su depresión no ha desaparecido..

No he querido preguntar si sabe algo de ella, porque según tengo entendido Claudia se ha distanciado y no sé si me gustaría saber si ella y Daniel siguen manteniendo la misma relación clandestina .

####

Conduzco con Samy hacia el hotel donde se celebrará la boda de Claudia y Azael, mis nervios están a flor de piel porque finalmente después de tantos meses la veré, podré apreciar su figura, aspirar su aroma y con un poco de suerte podré hablarle.

Bajo las maletas del auto, las mismas que el botones toma y las dirige hacia la recepción donde entregamos el tickets de reservación que nos dió Claudia.

La recepcionista teclea en la computadora y luego de unos segundos nos sonríe amablemente.

–Aquí tienen, disfruten su estadía.

Nos entrega más tarjetas que dan acceso a las habitaciones.

Subimos y nos acomodamos, la boda dará lugar en la tarde, en la parte de la alberca, así que tenemos todo el día para organizarnos.

Por mi parte no puedo estar tranquilo, observando la hora a cada minuto, ella no ha llegado aún, Claudia me dijo que llegaría junto a los demás invitados, siendo la madrina de la boda y yo el padrino, estaré con ella en el altar, anhelando que sea ella la que lleve un vestido blanco y un ramo de flores en sus manos para después de los votos y las palabras pertinentes del sacerdote escucharla decir; Acepto.

Sería un sueño echo realidad para mí convertirla en mi esposa.

****

Me ajusto la americana negra y bajo a la terraza para reunirme con los demás y disfrutar del almuerzo antes de la ceremonia, la enorme alberca para adultos está adornada por pétalos de rosas rojas y una espesa espuma rosada que serpentea gracias a él equipo que va creando más.

Me deslizo por el lugar apreciando los enormes moños rojos que cubren el espaldar de las hileras de sillas que están organizadas a cada lado del altar, dejando un camino de pétalos que dirige a los novios hasta donde está el sacerdote.

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