Italia... un país totalmente amplio si de territorio hablamos, pero donde en aquellas tierras existe la disputa de hace varios años atrás. Son cinco mafias, mismo país, comparten fronteras, pero ninguna está dispuesta a estar en último lugar.
¿Qué...
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Benroy Accardi
Al momento en que salgo del jet privado que me deja en la pista de aterrizaje de Catania una melena rojiza se va contra mi pecho y sonrió.
— ¿Extrañándome Cherry?
Blanquea los ojos.
— ¿Escapando de las garras de tu hermano para verme?
La tomo del cuello llevando mis labios contra los suyos, y me reafirma que el apodo sin duda le queda muy aparte de su cabello rojizo. Sus malditos labios saben a cereza, podría quedarme pegado a ellos todo el puto día.
Erika se sostiene de mi camisa tratando de estabilizarse mientras adentro mi lengua en su boca, mostrando quien tiene el control de la situación.
— Podría decir lo mismo de ti — susurro contra su oído — ¿O me dirás que mi cuñada sabe que estoy aquí?
Golpea mi pecho con una sonrisa en su rostro. Mi maleta se la entregó a uno de mis hombres de seguridad los cuales traje conmigo, tomo su mano y comienzo a caminar hacia al auto que nos espera.
Recibo el mensaje de Megan indicando que Aria fue atacada por los albaneses. La rubia sin duda debe estar furiosa con mi hermano, fue la que le advirtió que no los atacara, pero, se trataba de nuestra madre.
El sol ha comenzado a esconderse cuando llegamos al chiesa della badia di sant'agata, luego de mi encuentro con la hermana de Belia hemos estado hablando.
No solo fue sexo con Erika, hubo algo más, algo que con ninguna mujer había tenido, una conexión y no me importaba si terminaba mal, disfrutaría con la pelirroja todo lo posible.
Aunque realmente mis planes eran otros.
— ¿Todo bien?
Asiento en silencio mientras ella se recuesta en la baranda del lugar.
— Problemas como siempre — me encojo de hombros — Nada que un par de huesos rotos no pueda solucionar
Erika suelta una carcajada negando con la cabeza, muerdo mi labio inferior a la vez que sonrió.
