Capítulo 1. La domadora se escapa

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Capítulo 1.La domadora se escapa

Era un día como cualquier otro en Las Noches, si es que en Las Noches podía existir algo que se llamase un día normal.
La guerra con los Shinigami se había pausado durante un tiempo para que ambos bandos pudieran recargar sus energías y seguir con la disputa. Lamentablemente, en Hueco Mundo, las peleas jamás terminaban entre los Arrancar, y Aizen tenía que lidiar con eso todos los días. Sin duda, el de cabellos castaños se sentía sobrepasado ante la actitud de algunas de sus Espadas, sobre todo con Grimmjow.

—No puedes seguir tratando así a Roxanne—afirmó Aizen, molesto por el comportamiento de la sexta Espada.
—Me importa una mierda esa zorra—contestó seguro de lo que decía el de cabellos azules, haciendo que la aludida no se inmutara siquiera con el comentario.
—Cuida tu boca, Grimmjow—advirtió molesto el de ojos verdes.
—Deja de joder Ulquiorra, que por tu culpa estoy escuchando tonterías
— ¿Estás diciendo que mis órdenes son tonterías Grimmjow?—consultó con autoridad, y algo irritado el Shinigami.
—No—dijo el de ojos azules, fastidiado por la actitud del shinigami.
—Este puto bastardo ¿qué se cree para venir a darme órdenes? Shinigami desgraciado, ojala pudiera matarte—pensó instantáneamente el Rey Pantera.
—Como sea. Creo que el comportamiento de Grimmjow con Roxanne no es el más adecuado y me ha traído bastantes problemas en lo personal. De todas las veces que han peleado, han destrozado en innumerables veces mis aposentos y ya no se qué hacer para que dejen de hacer explotar las defensas de Las Noches—explicó calmadamente la cuarta Espada.
— ¿Tienes algo que decir en tu defensa Roxanne?—preguntó el de cabellos castaños a la joven de piel nívea
—Yo lamento mucho el hecho de tener que destrozar los aposentos de Ulquiorra-sama. Jamás ha sido mi intención hacerle daño—aseguró la ojivioleta, haciendo que Grimmjow se molestara por aquel comentario.
—"Jamás ha sido mi intención hacerle daño" ¿ves que eres zorra? Te le andas sirviendo en bandeja al estúpido de Ulquiorra—agregó Pantera, que de pronto sintió como le faltaba el aire. Sin duda, las advertencias del cuarto Espada no habían sido broma.
—Te dije que cuidaras tu boca
—Apuesto a que ya se acostó contigo—dijo riéndose, como si para Roxanne fuera lo más normal del mundo.


De pronto, Grimmjow sintió que algo lo había golpeado, algo que jamás esperó recibir por parte de Roxanne. La muchacha ya se había hartado de las malas palabras que la sexta Espada solía dirigirle y le dio una bofetada sumamente sonora, la que dejó impactados a todos los presentes.

—Eres una basura si piensas eso de mí, Sexta—contestó furiosa la de cabellos negros, abriendo una garganta sin el consentimiento de Aizen.
— ¿Dónde vas Roxanne? No estamos en guerra, no deberías ir al mundo mortal—aconsejó el Shinigami, interesado en que la chica no dejara Las Noches.
—Solo es un paseo, volveré en dos horas—aseguró la Espada, dejando el lugar.
— ¡Qué te crees al dejarme hablando solo maldita!—gritó el de ojos azules, abriendo una garganta para seguirla. Sin embargo, fue detenido por Aizen, el cual estaba realmente divertido con aquella situación.
—Te vas a quedar aquí, viendo qué es lo que ella hace—ordenó el de cabellos castaños, dejando a un amurrado Grimmjow contemplando en todo momento una especie de espejo que le permitía observar a Roxanne en el mundo mortal.

Mientras, en el mundo mortal. La muchacha se encontraba paseando como si nada en la ciudad de Karakura. Sin duda, la de ojos morados no pensó en ningún instante que se encontraría con algún enemigo. De pronto, y sin previo aviso, escuchó la voz de un shinigami muy particular, Kurosaki Ichigo.


—Maldito Grimmjow—exclamó, la de ojos morados, llamando la atención de Kurosaki que se puso de inmediato en guardia.
— ¿Qué hace un Arrancar en Karakura?—cuestionó el muchacho, amenazándola con su Zampakutou.
—Lo único que me faltaba hoy, tenía que encontrarme con un Shinigami que tiene la misma actitud de estúpido que la sexta—contestó fastidiada, haciendo que el de cabellos azules también se irritara, ya que lograba ver y escuchar todo lo que Roxanne decía y hacía.
—Nunca te había visto con los Arrancar ¿eres Espada?—preguntó el pelinaranjo, sin dejar de amenazarla con la espada.
— ¡Estúpida! No podrá con Kurosaki—pensó extrañamente preocupado.
—Claro mocoso ¿Por qué crees que estoy detrás de ti y sigues hablándole al vacío?—respondió detrás del shinigami, al que ya había tomado por el cuello.
—Uggh ¡Suéltame!-pidió Ichigo, ante la mirada atónita de Grimmjow.
— ¿Desde cuándo esa mujer pelea tan bien?—se preguntó impactado el Espada de cabellos azules.
— ¿Cuál es tu nombre Shinigami?—preguntó con una melodiosa voz, que hizo que el hijo de Isshin sintiera cosas extrañas.
— ¡No es tu problema!—exclamó, saliéndose del agarre de la mujer y atacándola con su Bankai.
—Eres predecible muchacho. Conozco a alguien que habría reaccionado de la misma forma—aseguró la de piel blanca como la nieve.
— ¿Qué demonios quieres en el mundo mortal?
—Solo vine a pasear un rato y a olvidar al desgraciado de Grimmjow—comentó molesta la ojivioleta.
— ¡Grimmjow!—gritó sorprendido Ichigo.
—Sí, ese maldito basta..r..do—dijo la muchacha, perdiendo el equilibrio por unos instantes.
— ¿Te sientes bien?—preguntó el pelinaranja.
—No lo sé, tengo una sensación que jamás había sentido, siento demasiado calor en mi frente y estoy ma...rea—intentó decir la joven Espada, quien no pudo seguir hablando y cayó desvanecida en los brazos del shinigami.
— ¡Demonios! Ahora tendré que llevarla a casa para que la examine papá—dijo el shinigami, sin entender por qué estaba ayudando a una enemiga.
—Esa maldita mujer se fue con ese shinigami ¡¡Cómo se atreve a dejar que ese hijo de puta la toque!!—exclamó extremadamente enfadado, mientras abría una garganta para dirigirse al mundo mortal, sin importarle las órdenes que Aizen había dado.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora