No sueltes mi mano

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Capítulo 59 No sueltes mi mano.


La cara de Ulquiorra no mostraba absolutamente ninguna emoción, lo que en cierto modo molestaba a Sora, no porque ella quisiese que el capitán de la quinta división le pusiera atención, sino porque parecía como si el de cabellos negros no sintiera nada por ella.

Después de observarlo por algunos instantes decidió que era momento de ir a conversar con él para poder luego confesarse a Hitsugaya.

Cuando Sora se retiró junto con Ulquiorra, Matsumoto, quien había llegado como invitada al parque de diversiones se acercó a su capitán para saber qué era lo que estaba sucediendo.

—Capitán ¿Está bien que ella se vaya con Ulquiorra? —preguntó la de cabellos naranjos, preocupada de la situación de Hitsugaya.

—No te metas en esto Matsumoto—contestó secamente el de cabellos blancos, con cara de pocos amigos.

—Sabe muy bien que no le pregunto de curiosa, sino porque estoy realmente preocupada por usted—aclaró la teniente del muchacho.

—Es lo mejor, Si Sora me quiere dejará a Ulquiorra, y si no lo hace entonces será feliz con el hombre que realmente ama—contestó el de ojos verdes alejándose del lugar y dejando con una sensación de dolor a Matsumoto, que comenzó a recordar su relación con Gin cuando veía el dolor de Hitsugaya.

—Capitán—intentó decir la mujer de grandes pechos para poder detenerlo.

— ¿Qué pasa, Matsumoto? —preguntó Shuuhei, que se extrañó de ver tan triste a la teniente de Toushirou.

—La verdad es que me siento muy triste Hisagi-san—confesó la amiga de Momo.

— ¿Acaso es por la relación de esos tres? —preguntó haciendo alusión a Sora, Ulquiorra y Hitsugaya.

—Sí. Cada vez que veo sufrir a mi capitán siento como si me estuviera viendo en un reflejo cuando yo sufría por Gin—dijo la amiga de Orihime, sorprendiendo mucho a Shuuhei con aquella confesión.

—Bueno, estamos en un festival Matsumoto ¿Qué tal si vamos a ese puesto de allá? Te apuesto a que no me ganas en tiro al blanco—dijo el del tatuaje de 69, haciendo que la teniente se animara mucho más.

—Eso es lo que tú crees Hisagi-san. Ya vas a ver cómo te hago llorar—aseguró la de cabellos naranjos, corriendo junto con Shuuhei para competir en aquel puesto de tiro al blanco.

Ambos shinigami comenzaron a competir en los distintos puestos que ofrecía el parque de diversiones, terminando en un empate y con Matsumoto sin parar de reír en todo momento, lo que hizo muy feliz a Shuuhei, ya que había cumplido con su propósito.

—Hisagi-san, no puedo creer que te hayas caído de esa forma—comentó riéndose sin parar la de ojos azules.

— ¿Ves como no todo es tan malo? —preguntó amablemente el de cabellos negros.

—Tienes razón Hisagi-san, muchas gracias por animarme.

—No tienes nada que agradecer. Siempre habrá un futuro Matsumoto, y en el, tus amigos estarán contigo apoyándote—aseguró el teniente de la novena división.

Por otro lado, Roxanne y Grimmjow ya se encontraban los dos solos en una parte del parque en donde se podía apreciar un hermoso lago, que estaba rodeado de hermosos árboles de Sakura.

Sin duda era el perfecto lugar para una cita romántica, pero este no era precisamente una junta agradable. La mujer de ojos morados parecía estar impaciente en terminar lo antes posible con toda aquella situación que la tenía angustiada para así poder disfrutar lo poco que le quedaba de vida. Por otra parte, Grimmjow estaba decidido a jugarse al 100% por Roxanne, después de todo ya no había nada que temer.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora