Las noches ha llegado a Karakura

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Capítulo 13. Las Noches ha llegado a Karakura.

La mujer se fue calmando poco a poco y se quedó dormida en los brazos de Ulquiorra. Sin duda, las emociones habían sido suficientes por ese día y ella debía descansar.

Stark entró a la habitación de Roxanne al percatarse que ella dormía plácidamente en los brazos del cuarto Espada.

—Será mejor dejarla descansar. Mañana iremos los cuatro a Karakura—dijo Stark, tapando con una manta a Zero.

—Jamás la había visto así, demostrando sus emociones—agregó impactado Ulquiorra.

—Bueno, por lo menos te tiene confianza como para hacerlo. Veamos el lado positivo de esto, de lo contrario iré a matar a Grimmjow—contestó cansado el de cabellos castaños, dirigiéndose a sus aposentos.

—Buenas noches, Roxanne—dijo el de ojos verdes acariciando la mejilla de la joven y cerró la puerta del lugar.

Mientras, en Karakura. Urahara recibía una sorpresa muy particular en su tienda. Era una hermosa joven shinigami que quería hablar cosas importantes con el ex capitán.

—Mucho tiempo—dijo Urahara.

—Así que has tenido contacto con la traidora—comentó la muchacha de cabellos largos.

—Ese no es problema de la Sociedad de Almas, Sora—contestó molesto el de cabellos claros al ver que la conversación se convertiría en un interrogatorio, que él no debía responder.

—Es una traidora. Pudo ser nuestra amiga, pero ya no lo es. Que te quede claro, Kisuke—dijo la joven, desapareciendo inmediatamente de la tienda.

—Esto me pasa a mí por andar ayudando a todo el mundo—se quejó sacándose el sombrero.

—Según mi apreciación, no creo que Roxanne sea una traidora—aclaró Yoruichi, apareciendo en el patio de la casa.

—Yo tampoco, por eso es que la estoy ayudando. Solo espero que en algún momento me confíe su plan, para saber cómo ayudarla.

En Las Noches, todo estaba tranquilo y la razón era simple. Grimmjow se encontraba durmiendo y Roxanne también, por lo que no existían discusiones entre ellos dos o entre Grimmjow y Nnoitra porque el peliazul no estaba buscando pelea.

Al día siguiente, Roxanne se despertó muy temprano para reunir a su grupo en una de las salas que Aizen le había otorgado exclusivamente a ella.

—Muy bien, veo que Ulquiorra y Stark están aquí, como lo imaginaba—dijo resignada, abriendo una garganta para partir al mundo mortal.

—Pero ¿y Grimmjow? —preguntó extrañado Stark.

—Si no quiere venir es cosa de él. No es importante en la misión como para que yo vaya a rogarle que nos acompañe. Si no quiere ir, que se las vea con Aizen después, pero yo no voy a recibir otro castigo por él—aseguró la mujer, tomando algunas de sus cosas para partir.

—Como tú quieras my lady. Yo ya dejé todo especificado a Lilynette para que sepa que hacer en mi ausencia—acotó el pelicastaño.

—Perfecto, entonces vamos, Stark y Ulquiorra.

— ¿Qué te pasa zorra? ¿Pensabas dejarme aquí? —preguntó sarcásticamente el peliazul.

—Pensé que preferías quedarte aquí, debilucho—contestó con una sonrisa triunfante en sus labios.

—Eso quisieras para poder revolcarte con el shinigami ¿verdad ramera? —preguntó Grimmjow, siendo golpeado en el estómago por Zero.

—Ya te dije pantera, yo soy la domadora aquí. Si te sobrepasas de nuevo, te mueres—aclaró con una voz tétrica, que llego a asustar a Stark y Ulquiorra.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora