Ella es mía, que te quede claro

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20. Ella es mía, que te quede claro.


Grimmjow pensó que Stark realmente estaba jugando y que jamás haría lo que había asegurado, por lo que comenzó a abrir la puerta para retirarse de la enfermería. Sin embargo, al darse cuenta de que el Espada parecía no retroceder se quedó en el umbral de la puerta.


—Así que no te molesta ¿verdad? —preguntó el de cabellos castaños, desabrochando el primer botón de la blusa escolar.

—Puedes hacer lo que quieras con ella—contestó tratando de contenerse y mirando los movimientos del primer Espada que estaba completamente decidido a seguir con sus planes.

—Como desees entonces—contestó calmadamente mientras desabrochaba los demás botones de la blusa y besaba tiernamente el cuello de la mujer.

—Stark debe estar mintiendo—pensó el de ojos azules, girándose para ver que el amigo de Roxanne de verdad seguía haciendo lo que había prometido.

—Ya tengo el permiso de la pantera, mi querida domadora, así que no pienso detenerme—aseguró tiernamente Stark, desatando el listón que usaban las jóvenes en la blusa, mientras tocaba suavemente la pierna de su amada, haciendo que Grimmjow se enojara cada vez más.

—Tiene que ser una provocación, estoy seguro—trataba de convencerse, pantera.

—Por fin serás mía, my lady—dijo el de melena, quien ya estaba despojando a la mujer de su blusa, apreciando la belleza de la mujer que amaba.

—Te estas sobrepasando bastardo, como broma está bien, pero ya basta—dijo Grimmjow escondiendo su rabia.


El primer espada no se había tomado como broma aquel desafío que le había hecho a pantera. Él realmente tenía intenciones de poseer por fin el cuerpo de Roxanne y lo seguiría haciendo, aún sin la aprobación de la sexta espada.

Stark se puso encima de la muchacha que se encontraba inconsciente y besó poco a poco el abdomen de la chica, sin intenciones de volver atrás. El primer espada había deseado por mucho tiempo poder estar en aquella posición y no quería perder esa oportunidad por ningún motivo. Él estaba consciente de que "su lady" no lo amaba como él a ella, pero quería seguir adelante, aunque eso significara problemas en un futuro cercano.


—Suéltala—susurró pantera, sin que fuese escuchado por Stark que estaba pendiente de seguir adelante.

—Te amo, my lady—confesó el de melena, besando el cuello de Roxanne, mientras acariciaba uno de los muslos de Zero, imaginando que aquellos momentos con la joven no se repetirían nunca más.

—¡¡Suéltala!!—gritó furioso Grimmjow, expulsando su poder como nunca lo había hecho.

—No lo haré—contestó el de ojos azules, apunto de besar los labios de la chica.

—¡Te dije que no la toques, maldito! —exclamó enviándole un poderoso cero a Stark, quien extrañamente no pudo esquivar el ataque y terminó botado en el suelo.

—Te dije que todos mentían, y tú mientes cuando tratas de ese modo a Roxanne—aclaró el primer espada, tratando de incorporarse, cuando fue tomado por Grimmjow.

—Si quieres escuchar la verdad, entonces hazlo, porque si intentas esto otra vez, te mataré—aseguró el de cabellos azules, solando a Stark.

— ¿Qué cosa? —preguntó el amigo de Roxanne.

—Ella es mía, que te quede claro—dijo con absoluta determinación, mientras tomaba delicadamente a la joven en sus brazos.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora