Las intenciones de Rosett

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Capítulo 55 Las intenciones de Rosett.


La visita del capitán de la sexta división había dejado sorprendida a la de ojos morados, que no esperaba recibir a nadie en aquellos momentos. Aun así, se sentía feliz de que su ex capitán fuera a verla para saber de su condición.

—Roxanne.

—Tome asiento por favor, capitán—pidió amablemente la de cabellos negros, que se encontraba en cama debido a su estado de salud.

—He venido aquí porque quiero saber que te está pasando—aclaró el de ojos azules.

—No es mucho lo que puedo decir, después de todo tu mismo viste en lo que me he convertido—acotó la de ojos morados, recordando cuando estuvo a punto de pelear con Kuchiki en la Sociedad de Almas.

—Entiendo, pero supondré que no habrás venido al mundo mortal solo porque me atacaste ¿o sí? —preguntó nuevamente el hermano de Rukia.

—La verdad es que vine aquí porque quiero saber si hay alguna forma en la que me pueda recuperar o moriré sin remedio. Unohana dijo que las posibilidades de que me salvara en estas condiciones eran mínimas, así que por eso recurrí a Kisuke-sama—explicó la de cabellos largos.

—Aun así, escapaste no solo por tu salud—agregó mirándola seriamente.

— ¿Acaso estas reclamándome algo Byakuya? —preguntó algo triste la muchacha.

—No tengo derecho a reclamarte nada. Estoy aquí porque somos amigos—confesó sinceramente el viudo de Hisana, sorprendiendo gratamente a la shinigami.

—Te agradezco mucho tu preocupación Byakuya, pero la verdad es que Kisuke aun no me dice nada y eso me hace pensar que no hay opción para mí. Creo que moriré pronto.

—Tu desequilibrio fue por—intentó seguir la conversación, pero ella lo detuvo.

—Ambos sabemos por qué se provocó mi desequilibrio. En todo caso no tengo absolutamente nada que reclamar. Yo decidí desde el principio que moriría, porque sabía muy bien que siendo el Zero terminaría con mi vida. No me arrepiento de mi decisión, porque fui yo quien la tomó—aclaró la de ojos morados.

—Regresa conmigo a la Sociedad de Almas—pidió el de cabellos negros.

—Lo siento Byakuya, pero mi lugar es aquí. Confieso que me gustaría morir aquí en estos momentos.

— ¿Aun lo estas esperando? —preguntó directamente el capitán de la sexta división.

—Yo hace mucho tiempo que dejé de creer en los milagros Byakuya—aclaró sonriendo la de ojos morados.

—Lamento mucho haberte molestado—contestó el capitán, levantándose para retirarse.

—Muchas gracias Byakuya. No tienes idea de cuánto aprecio que te hayas preocupado sinceramente de mí.

—Tú dijiste que éramos amigos—contestó seriamente como siempre, aunque sus palabras se escuchaban completamente distintas, lo que dejo mucho más tranquila a Roxanne.

—Nos vemos en un rato más.

—Estaré aquí un par de días—aseguró el de cabellos negros cerrando la puerta y observando a Kurosaki, que se veía bastante extraño.

Por otro lado, Grimmjow parecía estar bastante inquieto y preocupado después de escuchar las palabras del shinigami sustituto. El dolor se reflejaba en los ojos de Pantera y Rosett lo sabía mejor que nadie. Ella le estaba haciendo daño al no permitir que ambos jóvenes fueran felices juntos y eso la carcomía por dentro.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora