Es hora de sufrir la indiferencia de tu dueña, pantera

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Capítulo 26. Es hora de sufrir la indiferencia de tu dueña, Pantera.


Grimmjow palideció completamente. Más aun cuando sintió el aroma de su mujer en aquel hombre misterioso del sombrero que recién había llegado. Él era a quien Roxanne admiraba y era evidente que pediría su ayuda, pero eso era algo que hería al rey pantera.


— ¿Así que conoces a Roxanne, Urahara? —preguntó anonadada Rukia.

—Sí, la conozco desde hace muchos años, cuando estaba en el Seireitei—aclaró el de sombrero, examinando minuciosamente a la pantera.

—Entonces si sabes quién es, dime si la viste—agregó Ichigo.

—Rox no quiere ver a nadie ahora, así que lo siento, pero no les pienso decir en donde está—aseguró el de cabellos claros.

— ¿Rox? ¿Le dijo Rox? —se preguntó estático el de ojos azules.

—Creo que te hará bien sufrir un poco, Grimmjow—pensó el de cabellos negros, observando la situación.

— ¿Qué es lo que hacen todos reunidos acá? —preguntó Sora, que iba de paso hacia su casa.

—No es tu problema—contestó secamente el de ojos verdes.

—Me da igual, no te preguntaba a ti.

—Escúchame shinigami o lo que seas. Tú vas a decirme en donde esta Roxanne—ordenó algo serio el de cabellos azules.

—Lamento tener que decepcionarte, pero Rox se queda conmigo hasta que yo decida lo contrario—aclaró el dueño de Benihime.

— ¿Quién te crees tú para decidir qué hará Roxanne? —preguntó enfadado la sexta.

—No... ¿Quién eres tú para disponer de Roxanne cuando quieras? —cuestionó enojado Urahara, como pocas veces se le había visto.

—Urahara ¿está bien Roxanne? —preguntó Ichigo, sin preocuparse de la pelea entre el shinigami y el espada.

—No lo está. Por eso quiero que se recupere. Apenas ella esté bien, volverá a su casa.

—Entiendo Urahara-san, vamos entonces—dijo Ulquiorra, como si nada.

— ¿Estás enfermo Ulquiorra? ¿Vas a dejar a Roxanne con un shinigami? —cuestionó irritado el de ojos azules.

—Estará mucho mejor lejos de ti, Grimmjow—aseguró el de piel nívea, dirigiéndose a la casa junto con Stark.

—Ya vas a ver, puto shinigami—amenazó el peliazul, dejando a todos en el lugar.

— ¿Me dejarías ir a verla? —preguntó Ichigo.

—Ella no puede recibir ninguna visita. Te aseguro que apenas ella este bien, dejaré que la veas Kurosaki-kun.

—Entiendo, vamos Rukia.

— ¿Qué es lo que pasa Urahara-san? —preguntó algo preocupada Sora.

—Roxanne no está bien Sora...tengo que irme.

—Sé que la cuidaras bien Urahara-san—contestó más tranquila al ver que Roxanne estaba en buenas manos.


Por otro lado, Roxanne aún seguía en la tina, recordando aquellas horribles palabras que Grimmjow le había dicho. La muchacha no paraba de sentirse miserable por haberse dejado llevar con alguien que jamás la amaría, y que mucho menos la respetaría.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora