El castigo de la pantera, y el renacer de la domadora

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Capítulo 29 El castigo de la pantera, y el renacer de la domadora.


Las palabras del shinigami habían dejado helado a Grimmjow. El joven de cabellos azules pensó que luego de tener un momento de placer con la espada Zero lo haría su dueño, pero se había equivocado rotundamente, y nuevamente tuvo esa sensación que pocas veces había experimentado, miedo.

Ulquiorra observaba la situación y estaba realmente anonadado con lo que la sexta había dicho, ya que jamás imaginó que aquello había pasado entre Roxanne y Grimmjow. Estaba molesto. Sin duda se observaba en el rostro de Ulquiorra su enojo por lo sucedido, lo que impactó a la otra espectadora de la escena, quien simplemente derramó un par de lágrimas, pero se quedó para saber que más iba a pasar.


—No seas ridículo shinigami. Acéptalo, ella es mía y no puedes hacer nada para cambiarlo—aseguró con algo de temor el de ojos azules.

—Eso no es del todo cierto, si fuera por eso, yo también puedo hacerla mía y desaparecer todo lo que te ató a Roxanne. Después de todo y al parecer para ti—el rubio no quería continuar hablando porque sabía que esas palabras le iban a doler a Roxanne, pero tenía que hacerlo para que la chica entendiera qué estaba pasando—Para ti solo fue una noche de sexo más—contestó Urahara, dejando pálida a la de ojos morados, quien esperaba que Grimmjow negara lo que el shinigami había planteado.

—Es cierto, fue solo sexo, pero aun así es mía y se acabó—dijo fríamente para que no se notaran sus sentimientos hacia ella.

—De verdad me utilizó—pensó Roxanne, que tenía la esperanza de que tan solo fuera el actuar de Grimmjow.

—Estúpido mentiroso—susurró Ulquiorra, sorprendiendo a Sora que estaba cerca del espada para saber que estaba pasando.

—Solo eres una más en mi lista, pero ya lo dije. Tu eres mi juguete y te usaré hasta que me aburra—aclaró hirientemente el de cabellos azules, dejando a Roxanne impactada.

—Maldito mentiroso, tú amas a Roxanne—aseguró mentalmente la cuarta espada, atacando sorpresivamente a la sexta, que no alcanzó a defenderse.

— ¡Qué mierda estás haciendo, Ulquiorra! —exclamó furioso el rey pantera.

—Eres un completo imbécil, Grimmjow—contestó sencillamente el de piel nívea, quien implícitamente había dejado la clave en esa simple oración.

—Si quieres pelear, podemos hacerlo, pero ahora no. Tengo que volver a Hueco Mundo porque mis rameras de turno me esperan—dijo Grimmjow abriendo una garganta.

—Grimmjow Jaegerjaquez—llamó enfadada la de cabellos oscuros.

— ¿Qué? —preguntó fastidiado, pero luego su semblante cambió al ver los ojos en aquella mujer que siempre lo había querido.

—Yo no soy la ramera de nadie, que te quede claro—aseguró la de ojos morados utilizando su poder espiritual para hacer que la pantera cayera—Yo soy el Zero Absoluto, que no se te olvide sexta, y el Zero Absoluto jamás se derrite—aseguró la escolar, dejando el lugar junto con Kisuke que no había dicho ni una sola palabra más luego de su intervención.

— ¿Qué estas esperando Grimmjow? Ve con tus rameras de turno y llama a Roxanne desesperadamente cuando estés haciéndolo con ellas, como siempre lo has hecho—dijo sin tapujos la cuarta, luego de que Roxanne y Urahara se fueran de la escuela.

— ¿Quién te crees para venir a decirme tú lo que tengo que hacer? —preguntó furioso.

—Eres tan estúpido Grimmjow ¿no te diste cuenta de lo que acabas de hacer? La perdiste para siempre—aseguró Ulquiorra, que se sentía en cierto modo identificado con la pantera, en lo que se refería a perder a alguien que uno ama.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora